Capítulo 49 - Somos Monstruos.

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El velo es levantado y me encuentro con los ojos brillantes de Hamilton.

—El duelo suprimido no es bueno. Forzar a tu pecho a aguantar esas lágrimas hará estragos al final y será más doloroso cuando explotes. —murmuró, su dedo rozó la piel seca de mi mejilla.

—No busco suprimirlo, creo que ya no me quedan lágrimas que derramar.

—¿Estás segura?

—No lo sé —contesté en voz baja. Cayendo contra el cuero del asiento, moví mi cabeza en dirección en donde Jace.

—¿Laila? ¿Estás bien? ¿Quieres ir al baño?

Aclarando mi garganta, acomodé el cabello detrás de las orejas y asentí.

—¿Hamilton, puedo preguntarte algo? 

—Es libre de hacerlo, Laila.

Humedecí mis labios resecos.

—¿De verdad piensas que soy mala? —pregunté y veo su reacción en el reflejo de la ventanilla.

—Yo jamás dije que eras mala. —responde Hamilton.

—¿No? Solo una hora atrás me dijiste que la locura se veía en mis ojos y si apretaba los botones correctos podía llegar a ser peor que Jace.

—Te lo dije para que abrieras tus ojos, tomaras consciencia ante lo que estaba apunto de pasar —dice Hamilton y dio un suspiro largo—. Tenemos una parte buena y mala residiendo dentro de nosotros, una será más dominante que otra, y por desgracia tú has estado a milímetros de dejarte dominar por la equivocada.

—Si, el ser humano puede guardar la bondad y la crueldad en sí mismo. —coincidí en voz baja mientras un acontecimiento aparece en mi cabeza. La noche anterior había presenciado la satisfacción en los ojos verdes de Jace cuando confesó el haber matado violentamente a un hombre. Una imagen cruda de ver. Y a la vez, Jace se transformó en otro hombre, uno que me llevó a la habitación y me hizo sentir amada. Crueldad y bondad en un parpadeo.

Volví a ver a Hamilton. Se veía inmaculado con ese traje de tres piezas.

—Has pasado por un infierno siendo tan joven, Laila, y son esas cosas lo que llegan a cambiar a una persona, no obstante, se puede elegir evitar la maldad que anide en el interior mediante la bondad. —dice él.

—¿Entonces no crees que sea una mujer cruel?

Hamilton sacudió su cabeza.

—Ojalá nunca ocurra eso, Laila, pero si te toca interpretar ese papel, espero que sea cuando tu vida o de los que amas se vea amenazado y no por un maldito arrebato de ira.

—No puedo quitarme de la cabeza el pensamiento de querer matar a Evans, pero no fui capaz de disparar cuando tenía el arma en mis mano y comienzo a pensar que tampoco seré capaz de hacerlo cuando lo tenga enfrente mío.

—Es porque eres buena, Laila, así que deja de pensar en esas tonterías—responde y levantó sus ojos por encima de mis hombros—. Aquí viene Jace. Usa el sombrero como te dije y mantén distancia de las demás personas.

—Hamilton —con mi mano le impido salir del vehículo—. ¿Qué parte es dominante en ti?

Hamilton esbozó una sonrisa.

Te Encontré [ 2°T de TLA]Where stories live. Discover now