Brooke se da la vuelta y, para mi sorpresa, se tensa de pies a cabeza.

—Mierda.

Observo su reacción, confuso, hasta darme cuenta de...

No puede ser.

Es su exnovio.

Oh, no. Esto no es lo que me conviene ahora mismo. Sé que tengo los ojos oscuros. Y lo último que necesito es alterarme. No quiero perder los nervios delante de Brooke.

—Te he dicho que no me siguieras —le dice Brooke en voz baja, acercándose a él... y soltándome la mano.

Vale, igual no me importa tanto perder los nervios delante Brooke.

Ellos dos hablan en voz baja unos segundos y yo siento que me va hirviendo la sangre cada vez que el imbécil se inclina un poco más hacia ella y ella se echa hacia atrás. Un solo centímetro más y juro que voy a apartarlo yo de una forma mucho menos diplomática.

Y él se inclina un poco.

La excusa perfecta. Voy directo hacia el imbécil.

Sin embargo, me detengo cuando Brooke me alcanza a mitad del camino. El imbécil se queda a su otro lado, mirándome.

—Hey —me dice—. Soy Nick. El ex de Brooke. Seguramente, ya habías oído hablar de mí.

Me ofrece una mano y enarco una ceja. Espero que sea una broma

Y espero que Brooke tenga una buena excusa para haber estado saliendo con este imbécil por cuatro años enteros.

—Jed —mascullo.

—Sé quién eres. Estoy en tu concierto, ¿no?

Debe darse cuenta de que no pienso aceptar su mano porque la retira, incómodo. No digo nada porque sé que Brooke me mira, tensa.

—Bueno, Jed, ¿te importaría dejarme a solas con Brooke?

Casi empiezo a reírme en su cara.

Cuando veo que está a punto de agarrarla del brazo, la tentación de rompérselo me invade y vuelvo a sentir un zumbido en los oídos. Mierda. Necesito tomarme algo o esto irá a peor.

Menos mal que Brooke da un paso hacia mí y noto que se pega con la espalda en mi estómago. La sensación de tenerla tan cerca es, de pronto, tan agradable... que se me olvida lo alterado que estoy ahora mismo y solo quiero pegarla todavía más.

—Oye —pero el imbécil tiene que mirarme de nuevo—, de verdad, es una conversación privada y...

—Me iré cuando Brooke me pida que me vaya.

Ya no puedo aguantarlo. Le rodeo la cintura con un brazo y la pego a mí completamente. Brooke no se aparta.

Joder, ya podríamos estar así todo el día.

Eso sí, con menos ropa. Aunque por ahora tendré que conformarme con ponerle un brazo encima sin que me lo quite de una bofetada.

Aunque, bueno, Brooke tampoco parece de las que dan bofetadas.

—¿En serio? —le pregunta el imbécil a Brooke en voz baja al ver que no se va a apartar.

De hecho, ella se acomoda más conmigo y me pone una mano en la muñeca. Esbozo una sonrisita que hace que el imbécil me mire fijamente, enfadado.

—Ya te he dicho que no quiero hablar contigo —le dice Brooke.

—¿Qué puedes perder? Solo quiero...

—Nick, en serio, sigue con tu vida.

Me apresuro a dejar de sonreír cuando Brooke levanta la cabeza y me mira.

La última notaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora