El Final

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Omnisciente

Su traje negro parecía haber sido hecho por sombras, y así era. Las sombras se habían unido para vestirla. El traje consistía en un vestido de batalla, un corsé al cuerpo como protección a su pecho y estómago y en su espalda se encontraban las fundas de sus katanas dobles que ahora colgaban en sus manos. El rostro de Urano resplandecía al verla acercarse, lanzó lejos a Artemisa con sólo mover su brazo, esta calló al suelo con un fuerte golpe a unos diez metros de distancia; Urano preparó su espada. Era dorada con negro y destellos rojos que parecían rubíes.

El caminar regio y orgulloso de Nina para acercarse a su enemigo la hacían parecer toda una diosa de la guerra entrando al campo de batalla. Lo que Urano no sabía era que la habían entrenado tan bien que probablemente la batalla estaba desigualada. Y no sólo los entrenaban para luchar como un dios, los entrenaron para ocultar sus sentimientos en la batalla, para pensar con claridad y no acelerarse pero Urano no podía contener esa sonrisa de psicópata que tenía, se notaba que estaba pensando que de la batalla iba a ser él quien se quedara con la victoria.

Cuando él estuvo preparado para entrar a la batalla a Nina aún le quedaba camino por recorrer para llegar frente a él, pero Urano no tenía paciencia o estaba demasiado emocionado por lo tanto atacó primero lanzando un golpe vertical directo a la cabeza de Nina, pero ella cruzó sus katanas frente a su rostro y así detuvo el golpe en el momento justo.

Urano soltó una risa grave. – Hija de Poseidón, veo que descubriste quién es tu madre – comenta al observar la vestimenta de su enemiga.

‑Tal vez, o tal vez fue Hades quien me vistió – responde en tono neutro y rompe la conexión de las espadas alejándose con un salto.

Urano ataca con una finta pero Nina la esquiva, ahora ella movió su katana para golpear su costado, él la detuvo pero olvidó que Nina poseía dos katanas, por lo tanto ella lanzó un tajo directo al hombro y lo cortó en ese mismo lugar provocando que una sangre dorada saliera de la herida, era icor. El rugido de dolor del dios primordial recorrió el campo de batalla de extremo a extremo provocando que todos se detuviesen unos segundos para buscar de donde había salido el grito y quien lo había provocado.

La paz duró muy poco ya que Urano atacó con furia a Nina pero ella lo esquivó de forma veloz. Sus espadas se encontraron de nuevo. Entre ellas chocaban, empujaban, lanzaban mandobles intentando herirse pero no lo lograban, era una batalla muy pareja. En algún momento sus espadas quedaron unidas en una lucha de poder para ver quien resistía más sin romper la conexión.

‑Mírate pequeña princesita, eres toda una guerrera – soltó con burla Urano.

‑Y usted un completo desgraciado – habla Nina con la voz entrecortada por la fuerza que estaba utilizando para mantener a sus katanas en lugar.

Urano dejó salir una risa cargada de odio. – Muy bien, que comience la verdadera pelea, me he estado conteniendo.

‑¿Te estabas conteniendo? Pensé que esa tu mejor manera de luchar.

Se separaron y se volvieron a concentrar en una lucha de espadas.

 En el bosque, Nico, Thalía y Sassi intentaban salir de entre los árboles que los rodeaban pero por más vueltas o caminatas en línea recta que hacían no lograban ni siquiera acercarse a los lindes del bosque. En este mismo momento se encontraban al borde de un ataque nervioso al no poder salir del lugar; sabían que Nina estaba luchando contra Urano, que ella sabría controlar la situación y tal vez hasta lograse derrotarlo pero no querían confiarse mucho y que cuando llegaran observaran una escena totalmente diferente a la que esperaban y deseaban.

La marca del destino (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora