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Esa mañana Jungkook manejaba un Tsuru negro que su madre le prestó, iba rumbo a un programa de televisión donde los concursantes más inteligentes y hábiles ganaban unos bien merecidos millones de dinero.

Su madre era muy convencedora como para lograr que él ese día se levantara temprano sin contar con que el joven era un flojo por las mañanas. El día había comenzado muy mal por dicho tráfico en las calles de Busan.

Pues para empezar se creía incapaz de concursar en algo así, al principio pensó que era la idea más loca y tonta que a su madre se le había ocurrido, pero la entusiasmada señora Jeon le dió optimismo diciendo que él era más inteligente de lo que creía pues a lo largo de sus veintidós años tenía una "baraja" de diplomas y reconocimientos estudiantiles, esto motivó al chico a no querer descepcionar a su madre y que aparte el premio sería un gran beneficio para la pequeña familia.

El semáforo indicaba luz roja, las manos de Jungkook sostenían con firmeza el volante por los nervios que sentía, mordía su labio quitándose los pellejos de este y se removía un poco en su asiento, preocupado por concursar y perder.

Cuando el sonido del motor de una moto hizo que desviara su atención hacia esa dirección.

En una hyosung roja estaban montados un adulto robusto de cabello ondulado y detrás de él traía a un sonriente adolescente, los dos sin casco por lo que divisó que el cabello de ese chico era obscuro como sus ojos rasgados, su complexión era aún más delgada igual que sus hombros lo cual lo hacían ver pequeño a lado del sujeto frente suyo, y gracias a que sus labios gruesos y rosados formaban una linda sonrisa segura, se dió cuenta que el azabache tenía una hilera de dientes parejos y blancos.

Él quedó distraído en medio tráfico con el hermoso y muy llamativo pelinegro.

Algo más había llamado su atención y era la forma tan tranquila en su manera de hablar pues llegó un momento donde unos pequeños niños hicieron malabares callejeros, a diferencia de los demás el azabache pareció conmovido, por lo que se recargó un poco en la espalda de su acompañante susurrando algo.

- Jimin sabes que no tengo cambio - respondió a su susurro mientras palpaba las bolsas de la chaqueta.

Con que el chico de cabello obscuro tenía por nombre Jimin, pensó Jungkook.

El pelinegro hizo una mueca entendiendo, pero él en verdad quería ayudar así que tentó sus bolsillos, cuando los niños pasaron Jimin los detuvo llamándoles la atención.

- ¡Esperen! - alzó una de sus manos y con la otra sacó veinte pesos de su bolsillo, los pequeños se acercaron cohibidos - que tengan suerte.

Él sonrió, los chiquillos fueron agradecidos, marchándose alegres con el billete en manos; algo hizo a JungKook sonreír de ternura por ese niño de cabello negro, quizás fue por su acción o por su rostro tan tierno mostrando como había disfrutado ver a esos pequeños felices o tal vez ambas...

En el momento en que su acompañante se dirigió a él regañandolo de porque había dado el dinero que usaría para comer a la hora del descanso, subió su mirada dándose cuenta que unos ojos color miel estaban encima de él, aquel sujeto detrás del marco de la ventana de su automóvil que lo miraba como si fuera una pintura detallada.

El de ojos obscuros se sintió apenado, sus labios se separaron lentamente desde el centro para segundos después terminar con ese cruce de miradas llevando su vista a otro lado, él parecía un tanto discreto pero por dentro ardían sus abultadas mejillas, Jeon supo que mirarlo de esa manera pudo resultarle un tanto intimidante al pequeño chico que ahora se había alejado metros de él, haciendo que la belleza del adorable y bondadoso pelinegro hiciera un tatuaje en su mente.

Jungkook tenía esperanza de encontrar a Jimin alguna otra vez en su vida; aquella inocente creatura captó su atención.


Mezcla de reggaeton y kookmin
inspiración: no me conoce. oasis team. esta idea es original mía. Si no gustas de estos dos temas por favor retirate pero si no... entonces espero que sea de su agrado♡

no me conoce · kookmin 국민 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora