Capítulo 2 - Raro

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Las crueles miradas de la gente a mi alrededor no puedo soportarlas
Ruego por un milagro en está realidad
Estaba ciegamente enamorado de tí
Un tonto adicto a la dulzura
—Boy Meets Evil

Las crueles miradas de la gente a mi alrededor no puedo soportarlasRuego por un milagro en está realidadEstaba ciegamente enamorado de tíUn tonto adicto a la dulzura —Boy Meets Evil

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Era lunes por la mañana y Seokjin aún portaba un tono rojizo en su labio herido. Resbaló su lengua por sus labios tocando sutilmente la herida y decidió vestirse para no llegar tarde. Se colocó un suéter rosa y una chaqueta de cuero negro encima, después unos jeans negros con rotos en las rodillas para darle un toque más rebelde y por ultimo unas pesadas botas.

Bajó las escaleras y su madre cruzó a su lado sin apartar la mirada de su celular. Él siguió su camino como cada mañana sin importarle aquello, para después darle unas vueltas a la manzana que seleccionó como su desayuno y salió de su casa. Él frío helado no le provoco escalofríos, de hecho le gustaba mucho pues parecia llevarse todos los problemas con sus suaves y heladas caricias.

Apretó sus dedos con pereza en la correa de su maleta y minutos después llegó a la casa de Jimin.
Su amigo estaba apoyado contra la cerca de entrada color blanca y al verlo, encendió su auto de inmediato con el llavero que rodaba entre sus dedos.

—Lindo golpe— Se burló Jimin—¿Tú madre te dijo algo?

—Sabes que no—Se encogió de hombros con indiferencia.

—No iras a llorar a escondidas ¿verdad?

—Muy gracioso—Le dió un puñetazo en el hombro —Te recuerdo que tú lloraste cuando Suran te dejó

—¡Teníamos seis años!—Refutó él pelirosa.

—¿Seguro? Pero si sigues igual de bajito

Jimin lo golpeó sin contemplaciones y siseó por el ardor provocado

Ambos subieron al auto del pelirosa y vieron los edificios pasar con un silencio cómodo hasta llegar a la casa de Jungkook. Jimin tocó el claxon y de inmediato la puerta de entrada fué abierta de un golpe, mientras Jungkook salía como un huracán siendo seguido por los gritos de su madre.

—¡No hemos terminado de hablar Jeon Jungkook!.

—¿Entonces porqué me estoy despidiendo?— Gritó sin mirarla y abrió con brusquedad la puerta del auto. Lanzó su maleta y Jimin aceleró antes de que la mujer los persiguiera.

—¿Y ahora que le molesta?— Bufó Jimin. Jungkook gruñó, deslizó sus dedos en el bolsillo derecho de sus pantalones y extrajo un cigarrillo de la cajetilla.

—Olvídalo Jeon, no en mi auto.

—Abriré la ventana florecita— El frío helado se coló por la ventana abierta y segundos después, el humo de cigarrillo fué exhalado hasta desaparecer.

Seokjin permaneció en silencio pero observó de reojo a Jimin, compartiendo una mirada conocedora con él. Las constantes peleas con la mujer comenzaban aumentar el deseo de Jungkook por fumar como una chimenea.

Besos Bruscos - [Namjin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora