6

56 10 4
                                    

Han pasado cinco días. Cinco abominables días en los que he sido la sirvienta de Hangyul, tengo que hacer todas sus tareas, por lo que siempre me atraso en las mías, tengo que llevarlo al instituto todos los días, por lo que ya no me da tiempo a arreglarme, tengo que estar pendiente las 24 horas del día. Hangyul está arruinando mi vida.

-¿Está bien así? -dice Hangyul.

-No lo sé -le digo.

-Sunhee -me advierte. Su actitud ya me está enfadando.

-Déjame ver -le arranco el cuaderno de las manos y empiezo a verificar si lo que ha hecho está bien. Estamos metidos en la biblioteca desde hace una hora y todo por su culpa, al parecer Hangyul no es tan perfecto porque tiene problemas con las matemáticas. -¿Por qué sigues pasando el numero a positivo?

-¿Por qué tu boca se ve tan apetecible cuando dices "diablos"?

-No estoy para juegos -le digo. Además de tener que ser su asistente personal, Hangyul me jode todos los días.

-Es la verdad.

-Diablos, cállate -me tapo la boca al darme cuenta que dije esa palabra.

-Ahí va de nuevo -lucho por contener la sonrisa, pero no puedo. -Bueno, ya tengo bastante por hoy, vámonos.

-¿Qué? ¡Pero si aún no has captado nada!

-Que importa.

-¿Qué importa? ¡Claro que importa! Me he quedado aquí solo por ti.

-Mañana haremos lo mismo.

-Ese es el punto. No voy a quedar mañana, así que, si no entiendes el examen, no es mi problema -me levanto y agarro los libros.

-Claro que lo es, tu deber es ayudarme en todo lo que te pida.

-Vete al diablo Hangyul -antes de que pueda detenerme, me voy corriendo. Llego hasta el aparcamiento y saco rápido sus llaves antes de que pueda cogerme.

Entro a su coche, tiro mis libros en los asientos traseros, meto la llave, y ya estoy arrancando cuando la puerta del copiloto se abre. ¿Cómo puede correr tan rápido?

-¿Te ibas a ir sin mí?

-¡Es que no me puedes dejar en paz? -Toda la atracción o gusto que alguna vez pude sentir por Hangyul se esfuma poco a poco.

-No te emociones Sunhee, este es mi coche.

-No pienso llevarte a tu casa -le digo.

-Oh, sí que lo harás -sé que sí lo haré, siempre me está controlando.

-Nunca había conocido a una persona tan antipática.

-Y sexy.

-Y sex... ¡no! Eres un vanidoso.

-Y sexy.

-Como sea...

En todo el trayecto, Hangyul no ha dejado de mirarme.

-¿Algún modelito? -le pregunto.

-Sunhee ¿cómo es que todavía no se nada de ti?

-¿A qué te refieres? -digo manteniendo la mirada hacia el frente. No quiero que vuelva a pasar lo mismo de hace unos días.

-Hemos pasado exactamente una semana juntos y no se nada -como si le importara.

-En realidad, me has obligado estar una semana junto a ti.

-Lo que sea -me dice.

-Mi nombre es Yon Sunhee, tengo 18 años... -estoy por continuar, pero Hangyul me interrumpe.

-Por dios, no puedes ser más aburrida.

-¡Me has dicho que te cuente sobre mí!

-¡No quiero tu biografía Sunhee! Para eso puedo robar tu historial de secretaría.

-¿y como harías eso?

-Le gusto a la secretaria. Aunque el punto no es ese.

-¿Entonces cuál?

-Quiero saber de ti -esto es raro. -Cuáles son tus sueños, tus miedos, si eres feliz...cosas así.

¿Estoy hablando con Hangyul? No sé qué responder. ¿En serio le importo? Estoy a punto de abrirme y contarle lo que nadie más sabe, cuando escucho una fuerte carcajada.

-¡No puede ser que te lo hayas creído! -se ríe más fuerte. -¡Tendrías que ver tu cara!

¡Lo sabía! Algo en mi sabía que era una broma, Hangyul no podía ser tan encantador.

-Tu sí que me haces reír Sunhee -estoy tan avergonzaba que no dudaría en decir que mis mejillas están como tomates. No quiero hablarle, no estoy segura de como saldría mi voz si llegara a decir algo, aunque no quisiera admitirlo, me había ilusionado.

-Vamos no es para tanto -me dice Hangyul golpeándome el hombro. -¿Te vas a enfadar? -sigo sin hablarle. -Bueno, no me importa -se vuelve a sentar derecho.

-¿Quieres que te cuente algo personal? -respiro antes de volver a hablar. -Perdí a mis padres cuando era una niña y lo peor es que fue mi culpa. Ahí está lo que querías.

¿Por qué le conté eso?

-Sunhee yo... -me sorprendió la actitud que acaba de tomar, parece arrepentido.

-No necesito tu lastima -le digo.

-No es lastima es... -se queda callado.

-Suficiente, ya llegamos a tu casa -agarro mis libros del asiento trasero y le entrego sus llaves. Al cogerlas, Hangyul me agarra de la mano.

-Déjame terminar -me dice. Intento quitar su mano, pero me retiene más fuerte. No se cuánto tiempo voy a soportar antes de ponerme a llorar -No es lastima Sunhee, es empatía -para de hablar. No entiendo lo que quiere decir. -Yo también soy huérfano.

Alto. Alto. Alto. ¿Hangyul es huérfano? No, imposible, debe de ser otras de sus bromas.

-Tu sí que no tienes corazón ¿cómo puedes bromear con algo así? – mi voz sale como un graznido.

-Sunhee ¿en serio me crees tan mala persona? -antes de que pueda responderle, Hangyul me suelta de la mano y me abraza. -Lo siento. Lo siento de verdad. Se lo que es quedarse solo a temprana edad. Nunca bromearía con algo así. Nunca -me soba la espalda.

Lloro como nunca en su hombro, pero por alguna extraña razón no estoy pensando en mí, si no en él. ¿Será por eso que Hangyul es así?

-Puedes llorar todo lo que quieras -me acerca más.

No se si debería preguntar eso, pero... la curiosidad me mata.

-¿Desde cuando eres... -trato de terminar la oración pero no puedo.

-Huerfano -la termina por mí. -Perdí a mis padres cuando tenía siete años.

Nos quedamos abrazados bastante tiempo. Me separo de él.

-Así que por fin tenemos algo en común -digo.

-Al parecer si -me dice sonriendo a la vez que limpia una lágrima que caía por mi mejilla. -Oye Sunhee...

-¿Si?

-¿Quieres que te lleve a casa? -ambos empezamos a reír.

-Pensé que nunca me lo preguntarías.

PERHAPS LOVE {Lee Hangyul & Cho Seungyoun} PAUSADAWhere stories live. Discover now