Nada.
Era un acto inútil. Pero su cuerpo en estos momentos quería aferrarse a la pequeña posibilidad que le diera un segundo más de vida.

Las lágrimas caían de manera más lenta.

Ya no tenía fuerzas.

Cada vez se hacía más difícil mantenerse consciente.

El lugar daba vueltas.

Era difícil distinguir que cosas eran de la realidad y que cosas su mente estaba creando a medidas que se quedaba dormido.

No podía distinguir con certeza. Desde la ardiente y burbujeante quemazón en su bajo vientre, hasta el confuso sonido distorsionado que parecía entrar con fuerza en sus oídos.

No tenía fuerzas para seguir luchando.

Ya no le quedaban energías para avanzar.

Estaba mintiendo.
Ya no quería seguir luchando.
Aquel sentimiento de temor, de resignación, esa sensación que invadía sus pensamientos. Estaba adueñandose de toda su mente, como si el sentimiento de rendición y aceptación dominará en él.

Y sólo dejo de luchar, no pudiendo aguantar más el peso de todo aquello que estaba sucediendo, no lo entendia, pero tampoco queria entenderlo, sentía frío, estaba temblando, queria encontrar algo que le diera calidez, alguien que le ayudará y le prestara su calor, una luz brilló con fervor, como si fuera la estrella más brillante en un atardecer cielo rojo nublado de estrellas de algodón rosas, aquella imagen lo calmo quedando dormido con el suave color de unos orbes plomos calmados que lo observaron abajo de Aquel bello atardecer y el tacto de unas manos gentiles que se sentían muy solitaria y nostálgica acariciaron sus húmedas mejillas.

Poniendo lo de alguna manera intranquilo, no, dejaban a su cuerpo con una sensación intranquila.

Todo debería ser oscuro...Pero había una extraña luz roja que pintaba el horizonte a medida que se acercaba.

Sus pálidos pies se detuvieron. Impidiendo cualquier caminar. Cualquier movimiento de su cuerpo que se acercará hacia aquella extraña zona con luz brillante como el oro.

- ...estoy ¿dormido? - susurró extrañado sin dejar de mirar aquel cautivante color carmesí que ahora se fundió con uno dorado.

Algo captó su atención.

Una extraña forma alargada que se extendía en el cielo majestuosamente. Y parecía dejar caer perlas preciosas brillantes cada vez que pasaba.

Cómo si fueras las primeras gotas de una lluvia tranquila.

Aquellas perlas brillaban como diamantes.

La imagen debía ser hermosa.

Debía cautivar.

Pero aquella imagen era extrañamente...triste para él.

Pestañeo confundido, pequeñas gotas de agua salían débilmente de sus orbes azules. Recorrían con dolor aquel camino y caían como si fueran pequeños diamantes a Sus pies, perdiéndose entre la leve oscuridad y el brillo de aquellas llamas que se encontraban a unos pasos de distancia. Sus pálidas mejillas estaban húmedas. Era como si el azulado de sus orbes desatara la tormenta que guardaba, y todo aquel sufrimiento que escondió por siglos. Aquel dolor punzante en su pecho se hubiera desbordado, ya no pudiendo soportarlo con el pesar del tiempo...dejando salir lo que tanto quería gritar pero que no hubieran palabras en sus gritos.

Tan sólo el sentimiento de su corazón.

Pero...

¿estaba llorando? ¿porque salían lágrimas de sus ojos? ¿Porque estaba triste?

🐺Los Ojos Del Lobo Blanco🐺jimsuWo Geschichten leben. Entdecke jetzt