Capítulo 21. " La invitación"

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- ¿Pablito? – preguntó sorprendido - ¡Pablito, che! ¡Qué sorpresa hijo! – le abrazó fuertemente.

- Martin, ¿Qué haces acá? – le preguntó Pablo sorprendido.

- No, ¿Qué haces vos acá? – repitió la pregunta Martin. – Yo vivo acá che.

- Vine por ... - dejó de hablar. Seguramente Martín no sabría nada que su hija había desaparecido y esas noticias se deben anunciar con mesura. – Vine a ver a Mariela – la buscó con la mirada y la acercó hacia él. – Ella fue mi cuidadora cuando yo era chiquito. Mariela, él es Martín mi... mi... mi profesor.

- Encantado Señora – le dio la mano como saludo. – Buah, su profesor y su suegro Pablito no lo olvidés.

- Pablo, ¿tenés novia? – sonrió Mariela cogiéndole la cara con ambas manos. – Yo sabía que ninguna mujer se podía resistir a esa cara, esos ojos...

- No... no... Yo no tengo novia – agachó la cabeza apenado

- Buah, siempre vas a ser mi yerno – dijo Martín dándole una palmada en la espalda. – Ya sabes cómo es Marizza... Medio loca como la madre...- rió – Por cierto, ¿Cómo está? Ya empezó el colegio ¿no?

- Si... Est... Está... Está bien – titubeó

- Ajá – asintió no muy convencido – Che os invito a casa – se ofreció Martín

- Yo debo volver a casa que está por llegar mi hija... Cuido de mi nieto cuando ella va a laburar – rechazó Mariela – Pablito, ha sido un placer volver a verte. Mandale saludos a Mora de mi parte. – la mujer lo besó a modo de despedida.

- ¿Y vos? – le preguntó Martín a Pablo.

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En Buenos Aires, los chicos de quinto año comenzaron las clases del nuevo día. Todos se encontraban exhaustos por haber pasado toda la noche en el aula sin poder descansar bien.

Se encontraban en unos de los recreos cortos y, por supuesto, el señor Heredia les dejó claro que debía permanecer en clase sin salir. Estaban en "cuarentena" hasta que no hablasen y dijeran el paradero de su compañera.

La coordinadora Hilda apareció en el aula y mandó a los chicos callar. Se puso al frente del aula y se acomodó en el borde de la mesa.

- Chicos, he venido por cuenta propia... Supongo que están cansados de estar acá encerrados... Todos lo estamos. Estamos pasando momentos duros al no saber nada de Marizza. Ni tan solo tenemos una llamada... Os conozco y sé que esta vez no están metidos en nada ni la están cubriendo.

- Al fin alguien que nos cree – alzo los brazos al aire Tomás

- Te podemos jurar que no sabemos nada – se apresuró a decir Luna

- No hace falta jurar nada alumna. Os creo – contestó la profesora.

- Entonces ¿Por qué no le decís a Dunnof y que nos deje salir? – preguntó Fran

- Bue... Lo intenté, pero Dunnof está bastante nervioso... Ya lo conocen. Entre la familia de la alumna, la prensa acechando, la policía entrando y saliendo del colegio... No es capaz de razonar y ver con claridad...

- ¿Y qué propone Hilda? – preguntó Manuel - ¿Qué estemos acá hasta que Dunnof se le encienda la bombillita y razone que este encierro es una boludez?

- No – negó Hilda con retintín – Tengo una idea... - sonrió divertida. 



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Gracias por todo el apoyo una vez más. 

De nuevo, tuve problemas con Internet en casa. Como me he atrasado un poco, próximamente habrá nuevo capítulo para poneros al día. Os lo debo.

Muchas gracias y espero que os guste. 

Elite Way School 5º AñoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang