Capitulo 30. ¿Por qué quieren dañarnos?

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CAPITULO 30

— ¡Christian! Deberías estar descansando, ¿Qué haces levantado? — lo regaño, levantándome de la silla y dirigiéndome hacia él.

—No son los únicos hambrientos Sra. Grey— me dice tomándome por la cintura y dándome un beso.

— ¿Qué le gustaría Sr. Grey? — nos pregunta Gail interrumpiéndonos.

Christian se aparta de mí pero sin soltarme y nos vamos hacia donde yo estaba. — Lo que esté preparando está bien Gail, gracias. — le responde.

—Muy bien señor, me alegra que este mucho mejor. — le dice ella con una sonrisa. Christian solo asiente y vuelve a dirigir su atención hacia mí.

— ¿Y cómo te sientes? ¿Aun te duele? — le pregunto al mismo tiempo que paso mi mano suavemente por su cabello.

—No tanto, tus caricias me ayudan a sanar. — me responde colocando su mano sobre la mía.

—Perdón— le digo en un susurro.

—¿Por qué?— pregunta confundido.

—Si yo no hubiera sugerido el que saliéramos, todo esto no hubiera pasado.—

—Nena, nada de esto fue tu culpa, fue solo un accidente. — me dice colocando sus manos en mi rostro y mirándome tiernamente.

—Soy una tonta, debí entender cuando dijiste que era peligroso. — las lagrimas comienzan a bajar por mis mejillas.

—No nena, no llores, en ese caso el tonto fui yo por no ver por donde caminaba. —

Sus palabras me sacan una sonrisa. —Amo tu sonrisa Anastasia, nunca la borres de ti. No fue culpa de nadie ¿entendido? , ahora hay que comer algo. — yo solo asiento y veo a Gail que se acerca con nuestros espaguetis.

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Me despierto con el sonido del despertador, me revuelvo un poco en la cama para alcanzarlo. Marca las 6:30 am, lo apago y vuelvo a acomodarme en la cama. Christian aun duerme, se ve tan indefenso y sexy así. Anoche después de cenar intento provocarme para que tuviéramos un poco de sexo vainilla y aunque mis ganas eran enormes pude resistirme ya que con el golpe que tuvo en la cabeza el movimiento podía afectarle y solo quiero que el este bien.

Vaya si no me levanto ya mismo al baño mi vejiga reventara. Asi que me voy moviendo con cuidado para que Christian no se despierte y al parecer funciona, llego al baño y el aun duerme tranquilamente.

Estos últimos días han sido muy cansados, así que será magnifico el que Christian este aquí con nosotros descansando, tal vez podamos visitar a sus padres, ya tenemos tiempo que no lo hacemos y además se acerca navidad, tengo que pensar en un lindo regalo para Christian, aunque se me es difícil saber qué poder darle.

Aun es temprano así que salgo de baño y vuelvo a acostarme a lado mi dios griego personal, que aun duerme profundamente.

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Horas más tarde ya estamos desayunado y puedo ver que mi cincuenta ya se encuentra mucho mejor, ya está más mandón que ayer.

Verlo así me provoca que me ría. —¿Se está riendo de mi Sra. Grey? — me pregunta al dejar de lado su teléfono, que en los últimos 30 minutos no ha dejado descansar, llamada tras llamada y Christian solo hace caras que no sé porque me resultan muy graciosas.

—No me atrevería Sr. Grey — el sonríe y esta a punto de decirme algo cuando su teléfono vuelve a sonar, se levanta de la mesa y se va a su oficina.

Pensé que con tener a Christian aquí el día seria más entretenido y pasaría rápido, pero lo único que ha hecho es estar en su oficina sin colgar el teléfono un solo minuto y gritándole a no sé qué tantas personas.

Bebé Grey: Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora