[R E M U S]

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Sirius es una tormenta. Un torbellino lleno de rock, risas cansadas y humo de cigarrillo que agota a todos casi demasiado rápido, pero también es chocolates escondidos para que Remus los encuentre entre los libros de pociones después de la luna llena, es un gran bailarín, le enseña a Remus como es la danza de salón cuando es un día lluvioso cercano al baile de navidad, y es la voz del mal que se apoya en su hombro derritiéndose de apoco, invitándole a irse por la senda torcida. A Remus le parece que no puede con él, que Black es demasiado para su cuerpo adolescente con las hormonas revolucionadas. Lo siente en la chaqueta que le extiende para que no sufra de frío en las nevadas y lo siente cuando sus dedos se rozan en pociones al pasarse una nota.

Se muere un poco por dentro cada vez que escucha a alguna chica alardear que se ha acostado con Sirius, Lily lo mira con compasión, sus ojos verdes brillando con dulzura. Remus podría apostar que si ella no fuera novia de James y él mismo no estuviera tan enamorado de Sirius, serían una buena pareja; pero ambos le dieron sus corazones a los dos pelinegros más idiotas de Hogwarts. Ella le aviva las esperanzas, lo incita a coquetear tímidamente con Black, pero su amigo apenas y lo nota, Remus se está ahogando con tanto sentimiento y tan poco lugar para guardarlo. Decide que lo mejor es que si se va a ahogar lo va hacer con alcohol.

Al principio solo Frank le extiende bebidas, pero pronto cada estudiante que pasa a su lado le da un vaso con algún licor, licor muggle incluso, pero se detiene en cuanto se da cuenta de que no puede caminar en una línea recta. Peter está a su lado, no ha tocado más que dos vasos de cerveza de mantequilla, puede ver a Alice y Marlenee mientras obligan a Frank a ayudarlas a conseguir más licor, a James besando la mejilla de Lily con dulzura y a Sirius parloteando con esa chica que no logra reconocer. El lobo se agita en su interior, gruñendo y maldiciendo porque quiere tener esa cercanía coqueta con Black; se deja llevar  por ese instinto posesivo que el lobo tiene y abraza a Sirius por la espalda.

No está lo suficientemente ebrio como para no darse que Sirius casi lo está cargando al llegar a su habitación. Podría esforzarse un poco, apoyarse en sus propias piernas y caminar hasta llegar a su cama pero la sensación de los brazos de Sirius sosteniendo su cuerpo, siente el calor que emana en el lugar donde sus costados se tocan. Le cosquillean los dedos cuando suelta la camiseta de Sirius y se recuesta en la cama adormilado; dura un par de minutos tarareando alguna de las baladas rock que tanto le gustan a Sirius en secreto, tan bajito que solo él puede escucharse.

No se duerme enseguida. Sabe que Black entra de nuevo en la habitación en algún momento de la noche, ahí es cuando comienza realmente a cabecear, no escucha a nadie más que la respiración calmada y pacífica de Sirius cada vez más cercana hasta que está casi encima suyo. Se le acelera el corazón un poco cuando siente que ambos se están durmiendo en la misma cama pero está demasiado cansado como para moverse o encararlo.

Sabe que Sirius pasó toda la noche junto a él porque solo hay cuatro camas desordenadas en la habitación, y la de Sirius no es una de ellas. Rueda en la cama aspirando el olor residual que dejó el perfume del mayor de los Black en la almohada, aún está algo tibio el lugar junto al suyo y si se esfuerza puede imaginar a su mejor amigo abrazándole mientras duerme. La imagen casi lo hace llorar, se muerde el labio inferior tratando de matar el dolor en el alma que se le acumula y lo golpea.

Lily está con Sirius en la mesa del Gran Comedor.  El uno junto al otro bromeando y molestando a James, Peter sentado en medio de Frank y Sirius viéndose demasiado pequeño junto a ambos. Remus se sienta en medio de Alice y Marlenee, aún medio dormido y el cabello peinado de formas imposibles para la gravedad, mira a Sirius con una sonrisa, detallando los ojos grises con motas verduzcas que lo miran con cariño.

—Buenos días, Canuto —Black le devuelve la mirada, sonriendo tenuamente con esa sonrisa perruna que lo desarma.

—Buenos días, Lunático —Le devuelve el saludo casi con un ladrido, y Remus siente que lo quiere tanto que no va a poder dejar de hacerlo. Lily le pega una patada por debajo de la mesa gruñendo, como fastidiada por como ambos son incapaces de darse cuenta de algo obvio; James se ríe tomando la mano de Evans por encima de la mesa. Remus se pregunta qué se sentirá hacer eso con la mano que Sirius tiene extendida sobre la mesa, justo en medio de las papas y una fuente con carne; la idea lo quema un poco, se mezcla con el recuerdo de Black acomodándose a su lado durante la noche, compartiendo su calor corporal bajo las cobijas y lo aturde, lo embriaga más que el licor que bebió anoche.

No es tan malo de cualquier manera. Comen juntos y bromean, son amigos, a Remus le gustaría que fueran más pero eso es suficiente para emborracharse con Sirius y el caos que arrastra consigo. A veces se imagina la vida si fuera diferente, si Black hubiera ido a Slytherin, si no fuera licántropo, si no se hubiera enamorado de su mejor amigo. Lily lo mira con compasión entendiendo lo que se le pasa por la cabeza casi puede escucharla decir que debería ser sincero con Sirius.

A Remus le asusta perder a su mejor amigo, le asusta perder a Canuto, al gran perro negro que puede controlar al lobo. Al otro único cánido de la escuela, la persona que comprende que es sentir ese impulso de colmillos afilados al ver lo que ama y desea poseer. Lupin cree que quizá ya pasó la etapa donde se encariñó con Sirius y está enamorado, como muy enamorado, tan enamorado que no le importa que la chica de anoche se acerque a Sirius para pedirle una cita; el animago le mira como si le pidiera permiso, pero, desvía la mirada enseguida, asintiendo.

Remus se rompe un poco por dentro. Debió suponerlo, se dice y siente el dolor quemarle por dentro como si fuera whiskey de fuego deslizándose por su garganta.

Y lo embriaga tanto como si aún estuviera bebiendo.

D R U N K !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora