Capítulo 17: Preparativos para la Tormenta

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El general Yarril era un humano de tez clara y un prominente bigote que le daba un aspecto muy clásico, un estilo que se había ido poniendo de moda por parte de los generales de la Nueva República durante los últimos años, antes del desolador ataque de la Primera Orden. De hecho todos los generales del Alto Mando de la República habían muerto en Hosnian Prime, dejando la defensa de los planetas al criterio de los generales locales de cada sistema fiel a la Nueva República.

Yarril estaba en su despacho, con la cerradura de su puerta echada para que nadie le importunase, sin embargo alguien llamó a su puerta sin obtener respuesta. Él debería estar trabajando en sus mapas y planos, preparando la defensa de las tres bases militares ocultas que había repartidas en Codia, el planeta en el que llevaba varios días atrapado y sin poder salir por un bloqueo a escala planetaria dd la Primera Orden. La realidad era que se había quedado dormido sobre su mesa por el agotamiento que suponía estar varios días sin dormir. Cuando se despertó miró a su alrededor, adormilado y confuso pero también tranquilo, eso cambió cuando recordó su cargo y la situación en la que se encontraban él y los miles de hombres que servían a la República sobre aquel planeta. Su cuerpo empezó a general adrenalina repentinamente, lo que le llevó a levantarse y a ponerse a trabajar al instante.

-No puede ser, maldición, como me puede pasar esto a mí -dijo mientras revolvía todos los planos de su despacho.

Yarril se serenó, se acercó a la puerta y miró por la mirilla. El Almirante Scheron, su fiel amigo de confianza, era quien se encontraba al otro lado. Si Yarril era el que se encargaba de dirigir la defensa terrestre del planeta, era Scheron el que se encargaba de dirigir la flota, las fuerzas aéreas y las espaciales. Yarril le abrió la puerta y le dejó pasar, activó la cerradura de nuevo para que nadie más entrase. Scheron se fijó en el despacho, tremendamente desastroso y desordenado.

-¿Te has olvidado que estamos en guerra? -se limitó a preguntarle con ironía y seriedad al mismo tiempo.

-Oh Scheron, ayer estuve toda la noche con estos malditos planos y se me fue la cabeza. Fue algo totalmente involuntario, te lo aseguro. Ahora tengo las pilas totalmente cargadas.

-Eso espero. No le diré esto a nadie pero tenemos que movernos. No han habido novedades con el bloqueo pero los observadores han visto más movimiento en los destructores resurgentes de la órbita. Podrían estar preparándose para un ataque terrestre.

-En ese caso tenemos que actuar -dijo Yarril, activando su proyector holográfico-. Tenemos capacidad para defender los tres generadores de escudo al mismo tiempo. Debemos defenderlos a toda costa para evitar un ataque masivo desde la órbita, si perdiéramos uno solo tal vez no tendremos suficiente potencia para defendernos.

-¿Sigues teniendo esperanza en Shayon? -le preguntó Scheron.

-Tú mismo lo viste. Consiguió burlar el bloqueo y escapar, ya habrá informado a la Nueva República de la existencia de esta base y de este ejército. Vendrán a rescatarnos.

-Eso parecía pero no tenemos ninguna certeza de que la Primera Orden los haya interceptado después.

-Céntrate Scheron, piensa en nuestras probabilidades reales. Ya sabes que tratar de romper el bloqueo desde tierra es imposible, con la desventaja de la gravedad en nuestra contra aniquilarán todas nuestras naves antes de destruir un solo destructor resurgente. Nuestra única posibilidad es resistir en tierra, donde tenemos la ventaja, hasta que llegue lo que sea que quede de la Nueva República para rescatarnos.

Scheron negó con la cabeza, no estaba a gusto con aquel plan.

-Todo lo que dices es cierto, tu planteamiento es bueno, pero me pides que haga un acto de fé.

-No hay otra opción. Si nos rendimos, la República no sobrevivirá, más vale morir luchando en este planeta y con esperanza. Si vienen a rescatarnos habrá valido la pena y si no viene nadie nos llevaremos a unos cuantos de esos cabrones por delante.

Al principio Scheron le miró indeciso, pero luego sonrió y ambos cruzaron las manos.

-Victoria o muerte -le dijo él.

-Victoria o muerte -le respondió Yarril apretando su mano con fuerza y con una sonrisa.

Ambos salieron de aquel despacho y salieron a los pasillos de la base, donde los operarios, trabajadores y soldados no paraban de moverse de un lado a otro, ya fuera transportando material, víveres, armas o municiones. El ambiente estaba muy ajetreado allá por donde fueran, nadie estaba sin hacer nada, todo el personal de aquella base estaba sumergido en alguna tarea y el tiempo no era algo que sobrase precisamente en aquellos instantes.

Llegaron a la sala de operaciones, donde todo el alto mando de en aquel planeta se había reunido por orden de Yarril, pocas horas atrás.

-Señores, no hay tiempo que perder -dijo él-. Creemos que la Primera Orden no tardará en atacar a nuestros tres generadores de escudo con tal de poder masacrarnos desde la órbita. Por tanto estableceremos una actitud plenamente defensiva con tal de ganar tiempo. Tenemos fundamentos para creer que el último transporte que enviamos pudo atravesar el bloqueo y que por tanto, vendrán refuerzos para rescatarnos y sacarnos de aquí.

-¿Cual es la tarea de las fuerzas espaciales? -le preguntó Scheron.

Yarril contempló por un instante el holograma de Codia que tenía delante de él, recordando con detalle cual era toda la doctrina de defensa que había trazado la noche anterior, justo antes de quedarse dormido, presa del estrés y la falta de horas de suelo en los últimos días.

-Si no me equivoco disponemos de ochenta escuadrones de Ala X T 85 ¿No es cierto?

-Afirmativo, unos mil seiscientos aparatos listos para el combate -le respondió Scheron con orgullo. Era una cantidad nada despreciable, necesaria para la guerra que no hacía más que comenzar.

-Bien, embarcaremos en los transportes a cincuenta de esos escuadrones. Tendremos veinte escuadrones listos para el combate y una reserva de diez por si necesitamos sustituir a las bajas ¿Y que hay de vuestro nuevo juguete? ¿Está operativo y con los pilotos preparados?

-Absolutamente. Tenemos a diez escuadrones de Ala E con sus pilotos completamente entrenados y deseando luchar.

-Algunos se tendrán que quedar con las ganas. Embarcaremos en los transportes a la mitad de los escuadrones, el resto se quedará para prestar apoyo en la defensa del planeta. Vamos a comprobar si esas naves valen en el campo de batalla lo que cuestan.

-No le decepcionarán.

-Ya tenemos la defensa aérea preparada, ahora necesitamos aeronaves de baja altura que puedan hostigar a las fuerzas de asalto terrestre ¿De qué disponemos?

-Tenemos quinientos aerodeslizadores Ala V preparados.

-Bastará con eso -dijo Yarril satisfecho. Ahora se dirigió al resto de mandos que se encontraban frente a él. En cuanto a la defensa terrestre, nuestros tanques no serán muy necesarios, embarcaremos a la mayoría y solo dejaremos una pequeña reserva. En cambio utilizaremos mucha artillería, colocaremos todas las baterías que sean posibles alrededor de los generadores de escudo, su tarea será la de eliminar todo lo que la Primera Orden nos eche encima. La infantería será la columna vertebral de la defensa, cavará trincheras y colocará trampas para rechazar el avance enemigo, además deberá de deshacerse de la Infantería de la Primera Orden que intente acceder al interior de este complejo ¿Alguna pregunta?

Nadie objetó nada.

-Perfecto. Como último de mis puntos, quiero que toda nuestra flota anclada este repostada y cargada con todo el personal y material que no sea estrictamente necesario para la batalla. Estos transportes estarán preparados para partir al espacio cuando yo lo ordene, una vez se presente la oportunidad.

Se hizo un pequeño silencio en la sala, todos asintieron.

-Estas son todas mis directrices -dijo Yarril, quitándose su sombrero de general y observando a todos con solemnidad-. No os puedo garantizar la victoria pero os prometo que vamos a luchar hasta el último aliento. Después de la catástrofe de Hosnian Prime este ejército es lo único que se interpone entre la la Galaxia y la tiranía. Entreguemos estas armas a la Nueva República y cumplamos nuestro cometido.

Star Wars 8: el Último Jedi (Remake)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora