Capítulo 1. Adolescencia...

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Sigo sin poder ver, pero el dolor ya no existía... Lo que si estaba era un sonido desagradable que entraba directamente en mis oídos.

Extiendo mi brazo y abro un poco mis ojos... He recuperado la vista y el movimiento, perfecto.

Intento mover mi mano, puedo moverme en mi totalidad.

Apago el despertador y me incorporo, sentado, y paso mis manos por mi cara dando un laaaargo bostezo y desperezándome en el proceso.

-Puta alarma... Ese sonido infernal me tiene hasta los cojones...

Mi nombre es Nathaniel Raymun o Nathan simplemente. Acabo de cumplir la edad de los 17, y no suelo hacer gran cosa. Simplemente leo, dibujo, juega a mis videojuegos, miro anime, hago origami, etc. Soy bastante alto, 1.83, con el pelo teñido de blanco, los ojos plateados y escondo una amplia sonrisa que solo muy pocos han podido ver. Vivo solo, ya que mis padres se fueron cuando yo era aún muy pequeño y, desde entonces, no le he pedido ayuda a nadie por miedo a que ocurra lo mismo. Suelo llevar puesta una bata negra con detalles amarillos, unos pantalones negros, una camiseta interior beis y unos guantes grisáceos, ambos con unos símbolos en su parte dorsal. Siempre se burlaban de mi, ya que me gustaban unas cosas diferentes a las del resto, por lo que me sentía excluido de casi cualquier grupo, o ni tan siquiera me aceptaban. Y nunca pedí ayuda. Después de los insultos, me encerraba en el sótano y tocaba mis instrumentos, por lo que soy buen músico, según mi punto de vista. Pero mi autoestima no tardo mucho en bajar, porque más tarde vinieron los cambios de instituto, el bullying, etc. Fue por eso por lo que me teñí el pelo de blanco, el cual es mi color natural ahora, no se porqué. Entonces llegué a un extremo. El de, con uno de mis cuchillos, llegar a cortarme varias veces como intentos de suicidio. Pero algo impidió que me muriera. Al final me cambié una última vez de instituto, jurando que si pasaba algo en ese instituto, acabaría con mi vida.

Y no dejo de pensar en esa promesa que me hice a mi mismo, mientras salgo de mi cama y de mi habitación, sin importar nada. Me dirijo al baño, donde me lavo la cara y peino un poco mi largo pelo blanquecino, pero no demasiado.

Es el primer día después de las vacaciones en un nuevo instituto, con nueva gente, nuevos profesores...
Una nueva vida va a empezar, y tanto que si va a hacerlo.

Me quito el pijama para ponerme el uniforme del instituto. Acaricio suavemente las marcas de los intentos de suicidio de mis brazos, mi pecho, y evitó tocarme la espalda por el dolor de Zero.

-Todo esto... -Digo mientras paso mis manos por las cicatrices para llevarlas a la taza de los cepillos.- Realmente ha sido por la culpa de la misma persona a la que tengo que ayudar... Nathaniel, eres un completo imbécil...

Intento despejarme, pero lo único que hago es volver a partir uno de los muchos cepillos de dientes que tengo en el baño. Al dejar los trozos de cepillo en la papelera, una figura aparece en el reflejo del espejo, yendo hacia la puerta entreabierta mi habitación.

Tras reflexionar un poco, pienso en una frase del libro de Zero.
"Si un héroe realmente deseas ser,
no debe importarte lo que pase después.
El camino del héroe es duro,
pero más duro es tener miedo cuando tienes que salvar al mundo."

Voy tras la figura y no está cuando llego a mi habitación. Le parecería una broma a cualquiera que se lo contara, pero había visto una figura completamente negra entrar en mi habitación. Es entonces cuando me doy cuenta...

Las clases empiezan a las 8:15am... Y son las 8:00am.

-Perfecto, además de tener nervios por el primer día, tengo prisa. -Aun pareciendo despreocupado, estaba muy nervioso.-

[Las Sombras De La Torre]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora