Kenma y Kuroos siempre han tenido mucha confianza entre ellos, ¿no? ¿Qué tenia de malo que dos amigos se besasen? Nada, pero entonces... ¿Por qué quieren más?
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[Kuroo x Kenma] [un poco de Lev x Yaku]
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Los personajes no me pertenecen, son de Har...
La nueva pareja estaba a punto de encaminarse hacia el metro. Kuroo quería que su novio le acompañase a por ropa nueva.
En el fondo, a Kenma le gustaba bastante comprar ropa.
Como siempre, fueron de la mano. Al pequeño no le gustaba mucho el metro, era estrecho y había mucha gente. Esta vez al menos encontraron un asiento, Kenma fue el que se sentó.
3 paradas y llegaron al centro comercial...
- Kuro, es domingo.
- Mierda... Vayamos a dar una vuelta ya que estamos.
Caminaron por las calles más cercanas, de la mano. Kenma usaba su chaqueta rosa pastel y un pantalón blanco, y Kuroo un abrigo negro y unos pantalones del mismo color.
Al menor le gustaba como le quedaban esos pantalones a Kuroo. Y el mayor amaba la chaqueta del teñido.
Kenma sacó su móvil y fotografió su mano entrelazada con la de Kuroo, al que le pareció muy tierno.
Se sentaron en un parque medio vacío. Estaban ellos, una madre y su hijo. El banco estaba frío.
- Kuro, esto, ¿ya habías besado antes, no?- Preguntó Kenma. El mayor no se esperaba eso. Si que había besado a alguna chica antes, pero Kenma a nadie.
- Sí. A alguna chica, pero a ningún chico aún. ¿Tú?
- No, ya lo sabes.
Kuroo se acercó a los labios del pequeño. Aun no estaban en contacto, solo se miraban a los ojos con los labios a menos de dos centímetros de distancia.
- Por favor.- Kuroo pidió permiso para mezclarse con los labios del pequeño. Kenma solo se acercó, para darle a entender que podía.
El pelinegro no se lo pensó de más. Kenma no era un gran besador, pero estaba dando lo mejor de sí.
Los dos, con los ojos cerrados, las manos del mayor en los muslos de Kenma, y las de Kenma, en la nuca del de tercero.
Kuroo se separó un momento:
- Tranquilo, estás muy nervioso, se te nota.
Siguieron besándose, ahora a Kenma le salía mejor.
No hubo lengua, ni manos en el trasero, ni nada deseoso. Fue un simple beso, un beso que parecían estar esperando desde hace mucho. Mucho.
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Domingo, 22:30
Kenma no paraba de pensar en ese beso. Era el primero. El primero de muchos.