Una mañana calurosa
Aveces, tenemos tanta nostalgia al recordar aquellos momentos de la niñez, y luego nos damos cuenta que desperdiciamos cada minuto de nuestras vidas.
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En un pueblo, caluroso pero agradable, se encontraba un chico de cabellos castaños y ojos oceánicos. Acababa de mudarse hace un par de meses, se sabía cada lugar de aquel pacifico pueblo de memoria, después de todo ¿cómo podría olvidarse de su infancia?
La mudanza fue sencilla, no tenía demasiadas cosas que portar, al fin regresó al pueblo que tanto lo cautivo, ese mismo que tanto cambio, en el que todos se conocen, claro, con una que otra gente nueva.
La nostalgia lo invadía, de volver a ver a sus amigos, volver a aquellos lugares de cuando era tan solo un niño y sentir aquella brisa con los aromas de las flores blancas y amarillas que siempre estaban por todas las calles.
¿Seguirá aquella pequeña verdulería?
Se preguntó, mientras sentía ese aroma de los jazmines. ¿Y si aún tenían esas deliciosas fresas?
Siempre las compraba cuando tenía la oportunidad y el dineroAunque el sol no molestaba, el día se sentía caluroso y bastante pesado a la vez. Las hojas y flores de los arboles caían decorando las calles con sus colores llamativos, que anhelo es el de los niños, al correr tan rápido como se les permitía para hacer revolotear aquellas alas de hadas que decoraban las frías y silenciosas calles. Le encantaba ver a las personas andar en bicicleta, niños, adolescentes, adulto y abuelos, a los pequeños correr por el parque. ¿Qué más?
Tal vez el hecho de que un río recorría por todo el pueblo ,uno en los que los peces no faltaban, y las personas disfrutaban.Finalmente llegó, aquella tienda tenía variedades de frutas y verduras de tales colores y sabores tan dulces y exquisitos, pero lo que más le llamaba la atención eran aquellas fresas gigantes, rojas y jugosas que yacían cerca de la vidriera.
-Buen día, ¿qué necesita? -Pregunto de inmediato un joven de cabellos café y ojos azul obscuro, tenía una camisa blanca abotonada, unos pantalones de color negro, unos zapatos de vestir, negros, de cordones entre lazados, arriba de su casual vestimenta un delantal, color blanco con pequeños detalles rojos y un bordado de un leve tono carmesí por las costuras-
-El de cabello castaño lo miro por unos segundos y una sonrisa angelical se posó en sus gruesos labios- Me gustaría comprar algunas fresas-
El encargado solo le mostró una pequeña sonrisa, tomo unas cuantas fresas y las pesó.
¿Será nuevo?
Se preguntaba el de menor estatura, su rostro era particularmente familiar- ¿Algo más? -Se veía tan sonriente y amable, entregando una bolsa mediana de papel que contenía aquellas fresas que tanto anhelaba el de cabellos castaños-
- No, gracias -Le sonrió, pagó aquello que pidió y solo saludo tímidamente para luego caminar a la puerta de cristal-
Eran las ocho de la mañana, aún tenía tiempo de ir a comprar algunos recados, y de paso ir comiendo las dulces frutas rojizas por el camino.
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Cuando disfrutaba aquellas deliciosas y jugosas fresas debajo del árbol de flores dulces, con aquel niño que lo acompañaba en su trazo de felicidad infantil eh inocente. Nunca se olvidaría de aquellos momentos, cuyos fueron su refugio tras las peleas de sus padres, suerte que nunca fue uno de esos niños que se encierran con su teléfono, esos que nunca tendrán una infancia, consumidos por la gracia del vicio, corrompiendo su dulce inocencia siento tan jóvenes para disfrutar su corta vida de un abrir y cerrar de ojos.
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-"El chico de las fresas"

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♡🍓𝑬𝒍 𝑪𝒉𝒊𝒄𝒐 𝑫𝒆 𝑳𝒂𝒔 𝑭𝒓𝒆𝒔𝒂𝒔🍓♡
Random🍓"El chico de las fresas"🍓 🍓🍓🍓 Un sabor inolvidable, una experiencia unica, un suave tacto y aquel recuerdo del verano~ Las fresas son sus favoritas!~ ¿Que más puedo decir?~ ...