Gold & Regina viven ahora muy felices al lado de sus respectivas familias en Storybrooke.
La paz y tranquilidad los acobija, pero jamás se debe bajar la guardia. ¿Qué ocurrirá cuando deban enfrentarse a un nuevo peligro? Serán tan fuertes como para...
—Muchas gracias por esta noche— agradeció mientras le daba un dulce beso y ambos ingresaron a su casa .
Victoria estaba preparando unos cupcakes, no contaba con tantas habilidades culinarias y peor en el área de la repostería, pero ese postre si le salía bien, su mandil estaba todo sucio, parecía que había hecho todo un ejército de pastelitos, cuando solo preparó un molde que contaba con 12 espacios, empezó a limpiar un poco y estaba vigilando la cena, no quería que se le quemará, desde el día que Tiana había llegado a su casa había estado mas pensativa, se había comenzado a plantear muchas cosas, sus hijas estaban en su habitación haciendo sus tareas, las llamó para cenar y la pequeña familia se sentó a la mesa, las chicas hablaban sobre su día y estaban felices de que su madre haya preparado el postre, estaba delicioso, luego de la cena pasaron a la sala de estar y las chicas estaban viendo una serie, mientras Victoria se sentó en el sofá a leer un libro, todo estaba tranquilo hasta que Ana subió a su habitación, Drizella la siguió ya que su hermanita parecía algo extraña
—¿Qué ocurre?— le preguntó entrando en su habitación
—Nada— le respondió mientras caminaba por la habitación, se puso un suéter y seguía viendo su teléfono— Necesitó que me cubras con mamá, debo salir— pidió mostrándole una carita triste a su hermana intentando convencerla
—¿Qué es eso tan urgente que debes hacer?, tú no eres así, pero desde hace un tiempo atrás actúas extraño, no pienso cubrirte si no me dices lo que realmente ocurre— amenazó la mayor
—No tengo tiempo para explicar, pero necesitó que confíes en mi— dijo la menor
—Bueno yo iré contigo entonces— habló decidida
Ana lanzo un bufido, su hermana podía ser demasiado terca cuando se lo proponía y ya que no podía librarse de ella, tendría que llevarla
—Esta bien, pero lo que veas quedará en secreto, se silenciosa y sígueme— ordenó mientras lanzaba una cuerda hecha con sabanas por su ventana para bajar por ahí, Drizella no podía estar más sorprendida, pero hizo lo que la menor pidió y la siguió
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Victoria se había quedado leyendo en el sofá, se quitó los molestos zapatos y estaba descansado, le pareció escuchar un ruido, pero decidió pasarlo por alto, luego escuchó el sonido nuevamente y alzo su vista, frente tenía una ventana, así es como logró ver que Ana estaba afuera, ¿En qué momento se había salido?, pero su asombro aumento al ver que Drizella también estaba ahí y ambas se disponían a caminar tranquilamente por la calle, sus hijas jamás se habían escapado antes, así que pensó que lo mejor que podía hacer era seguirlas
Se puso sus zapatos y tomó sus llaves para salir de la casa y ver a donde sus hijas podían estar escabulléndose
