XXXVII

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No necesito preguntarme más. Estoy segura de que Louis es el responsable de esto: estoy segura de que no ha sido un sueño. Es imposible, porque todo era tan real. Y luego la televisión; es obvio que no estoy loca. Y también es obvio que no puedo ver el futuro; y en este momento la única opción es que Louis haya sido el responsable.

Quizás suena loco; pero en el momento en el que él pisó el suelo de mi casa, todo lo que conozco se convirtió en una locura.

Este amor, es, definitivamente, loco.

Y digo este amor, porque estoy segura de que Louis también siente cosas por mí. No puede ser que él haga todo eso, y diga que se preocupa por mí, y no sienta nada.

Quizás sea paranoia; quizás es verdad que no le pueda gustar a nadie, pero, aunque fuese así, no me importa, porque yo estoy completamente enamorada de Louis.

Y nada podría cambiar eso.

Y no me puedo quedar sentada de brazos cruzados simplemente esperando que él aparezca; necesito hacer algo. Necesito que esté aquí. Necesito llamarlo, pero, ¿Cómo? ¿Cómo le hago saber que quiero que esté aquí?

Reviso la habitación, intentando buscar algo. Vamos a ver; sé que Louis me está mirando, desde algún lugar, él sabe todo lo que me está ocurriendo.

Necesito saber qué cosa que yo haga haría exactamente que él aparezca.

Me desespero con cada pensamiento; necesito hacer un mejor intento porque hasta ahora lo único que mi mente hace es quedarse en blanco.

Necesito hacer un mejor intento.

Me siento en la cocina.

Cuando yo estaba con Zayn, Louis me ha salvado porque él sabía que mi vida estaba en peligro. Él sabía que si no hacía algo, yo moriría, porque se preocupa por mí.

¿Qué pasaría si alguien me quisiera hacer daño de nuevo?

Alguien que Louis nunca pensaría; alguien que no podría parar. Que yo no pudiera vencer con esa persona ni en un millón de años. Que por más que trate esa persona me obligue a hacer lo que quiera. Alguien que tome las decisiones; que si dice que me hará daño, es porque así será. Alguien tan impredecible; torpe e indescriptible como para prestarse para ese tipo de cosas.

Alguien como yo.

Todo este tiempo he pensado que las personas a mi alrededor son mis enemigas, las que me hacen daño, las que me hieren. Las que no me miran cuando camino a su lado, y no me había dado cuenta de que en realidad, mi único y máximo enemigo soy yo misma.

Corro hasta la cima del edificio. Por los pasillos, no se escucha nadie. Todos están lamentando la pérdida del hijo del empresario.

Tomo el elevador hasta el último piso y subo hasta el techo por las escaleras.

El techo es tan grande como seis departamentos juntos. Desde allí se puede ver toda la ciudad; pero está prohibido subir, porque si alguien se cae podría... Morir.

Corro hasta el borde. Hasta donde si doy un paso más, me caigo. Ese borde que define mi vida, o mi muerte.

Me quedo allí, y por un momento, estoy segura de que me tiraré de verdad; de que no es una broma.

No soy una suicida. De eso estoy segura. Pero también estoy segura de que si en este momento me cayera del edificio, probablemente, no me importaría.

Mi mente está en blanco. Mi corazón cada vez se está acelerando más. El nombre de Louis está palpable en mi mente pero por unos segundos ni siquiera recuerdo quien es. Todos mis pensamientos se dirigen hacía la semana en la que lo conocí. Todos mis pensamientos se encuentran en el vestido rojo.

Si cupido me diera su corazón ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora