Capítulo 4: Misterios y Secretos

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En el palacio Schwartz, el conde Rosenberg caminaba hacia la oficina del príncipe Eins, una vez frente a la puerta, dio unos leves toques.

-Adelante-

-¿En qué puedo servirle majestad?-

-Hay algo muy importante que quiero pedirte-

-¿Tiene que ver con el baile de hace unas semanas?- el príncipe heredero solo le dio una mirada penetrante, pero con eso fue suficiente para darse a entender- debo reconocer que el Tutor Real es muy lindo, capto las miradas de todos los invitados, pero no deja de ser un plebeyo y sobretodo... un beta. Entiendo tu preocupación, apuesto a que los rumores están corriendo en toda la nobleza, supongo que tendremos que hacer algo...-

-Enrst, recuerdo haberte dicho que yo iba a ser rey, bajo mis propios méritos- uso un tono severo y una mirada gélida para reafirmar sus palabras

-Entiendo- bajo su mirada apenado

-Sin embargo, Heine Wittgenstein es más de lo que aparenta, y eso me intriga. Por eso quiero que lo mantengas vigilado, cualquier detalle sea pequeño o grande, házmelo saber-

-Puedes contar con ello-

- Y te lo advierto Enrst... limítate a seguir mis órdenes-

.................

Heine había regresado a su habitación, y al ver que Viktor ya no se encontraba ahí, se relajo un poco. Y es que fue tanta su prisa por escapar del alfa, que olvido que su torso estaba desnudo, y para su desgracia, unas sirvientas pasaron cerca de donde él estaba, y al verlo así se sonrojaron, por fortuna llevaban unas sabanas por lo que las chicas le ofrecieron una para cubrirse.

-Viktor idiota ¿Cómo te atreviste a entrar así a mi habitación? El solo recordar la cara de las sirvientas me da tanta vergüenza- se abrazo a sí mismo sonrojado- al menos pude inyectarme el supresor a tiempo, debo ser más cuidadoso-

Al darse cuenta que aún estaba sin camisa, de inmediato comenzó a vestirse, pero mientras lo hacia recordó lo ocurrido hace unos momentos, no quería hacerlo pero era imposible, cada lugar que Viktor había tocado y besado, ardían cual fuego, tenía que calmarse antes de que sufriera otro episodio de calor o peor... que su celo se le adelantará. Afortunadamente, unos toques en su puerta hicieron que recuperara la compostura, y a una velocidad increíble se vistió.

-Adelante-

-Con permiso- Helene traía consigo una charola la cual tenía una carta (es la sirvienta qué mas aparece, es rubia y ojos verdes, en el anime así la nombraron aunque en el manga no tiene nombre)- Heine Sensei, hace unos momentos llegó esto para usted-

-Gracias- cuando Heine la tomo en sus manos, pudo percibir un olor a lilas- disculpe, podría decirle al rey y a los príncipes que no me esperen para el almuerzo, ya que no me presentaré-

-Sí, yo les daré su mensaje, Sensei-

Luego de una leve reverencia, la sirvienta se retiró. Una vez solo, Heine de inmediato abrió la carta para leerla en silencio.

..............

La familia real estaba en el comedor, a excepción de Heine y Viktor, eso tenía ansiosos a los príncipes, especialmente a Leonhard, quien no dejaba de golpear el piso con su pie, la verdad su conversación de hace unos horas lo dejo pensando, si era verdad de que a su padre le gustaba su Tutor ¿Si en estos momentos estaban juntos? Eso explicaría su ausencia.

-Leonhard, compórtate, estamos en la mesa-

-Perdón Bru-nii, padre y Heine han tardado demasiado y... - su cara se puso roja como un tomate, no quería decir sus pensamientos así que tenía que inventar algo- ¡Ya quiero comer mi amada Sachertorte!-

La Rosa de CrystalWhere stories live. Discover now