—Zack, Zack Majid, yo ya sé quién eres —A diferencia de ella yo si recuerdo si nombre, lo cual es mucho que decir.

—Bueno, nos vemos luego Brenna.

No espero a que ella me diga algo más, y corro a toda velocidad hasta mi casa, que grata sorpresa me llevo al llegar, la persona que no quería ver ni en pintura se encontraba sentada justamente en mi sillón azul, hace que casi la mate, ¿cómo se atreve a entrar y esperarme en la sala de esa manera? Pude haberla matado, estaba listo para hacerlo.

Solo me pregunto cómo demonios entró, entonces recuerdo que la muy maldita conserva una copia de mi llave.

—¿Qué haces aquí Kathia? —Estaba realmente batallando para no sacarla a patadas de aquí. Arrojo mi mochila al sillón frente a ella.

—¿Así es cómo me saludas, acaso no me extrañas? —ella recorre su dedo índice por mi pecho, con esa actitud de puta que constantemente tiene y que es bastante molestoso.

—No, no te extraña, ahora, ¿te puedes ir y darme mis llaves? —gruño mientras aparto sus manos de mi cuerpo.

—Yo sé que mientes, solo no lo quieres admitir por lo que pasó la otra vez, yo sé que realmente me extrañas Bryan, ¿por qué no la pasamos bien un rato?

Esta chica está realmente loca, me acaba de decir Bryan. ¿Estará drogada?, no recuerdo que Kathia fumara, mucho menos que se drogara.

—¿Y por qué mejor no te largas? —Me estoy cansando de tener que seguir viéndole la cara.

—Bien, no voy a tolerar tu mal genio —Kathia hace su camino fuera de la casa con pasos casi tambaleantes, es lo mejor que puede hacer.

—Hey —la detengo en seco—. Las llaves.

No quiero tener que volver a lidiar con esta clase de asuntos. Finalmente deja las llaves sobre la palma de mi mano y desaparece de mi vista. A eso ella apareció en mi casa, a volver a traer esos recuerdos que tanto quiero olvidar.

Una ducha, cambio de ropa y estoy en las calles de Londres otra vez, paso rápidamente por un lugar de comida rápida y termino en el bar The Howley Arms, bastante conocido porque Amy Winehouse servía tragos a pesar de ser famosa y ni siquiera trabajaba en el lugar.

Visito este lugar con frecuencia, me atrevo a decir que cada noche, ahogando mis penas en alcohol, quedaba cerca de casa, a dos cuadras para ser específico, me trasladaba en moto desde Ferrier St, hasta 2 Castlehaven Rd. Los sábados son mis días favoritos porque cierran a las una de la madrugada.

Lo malo es que a veces después de las 12 de la noche, no puedo estar en el bar, cuándo la policía hace sus visitas tengo que presentar mi identificación, se darán cuenta que tengo 19 y me echarán, porque se supone que para quedarme hasta más de las 12 en los pubs o bares debo tener 21 no 19, es algo complicado esto de la mayoría de edad en Inglaterra.

Lo peor es que al otro día vuelvo a la faena de la escuela y con una resaca insoportable.

***

Ya había bebido algunas ocho copas de Whisky en las rocas, culpa de la puta que había aparecido en mi casa, por su culpa estoy tan sumergido en los recuerdos de aquella noche, esa imagen seguía fresca en mi cabeza y para rematar los demonios de mi cabeza no dejaba de atormentarme con los últimos acontecimientos en los que estuve involucrado, y eso incluye sangre, sudor y un coche a toda velocidad.

Intento levantarme para irme a casa antes de que sean las doce de la noche, pero todo me daba vueltas, me las ingenio para llamar a mi amigo Nigel.

—Joder Zack, pareces mierda —No digo nada al respecto, la cabeza me da mil vueltas y lo único que quiero es estar en mi cama, o en cualquier cama, solo quiero descansar y dejar de pensar.

—Eso no es lo importante ahora, lo importante... es que te tienes que cuidar de las mujeres, ellas pueden hacer muchooo daño, aunque no lo creas.

Me tabaleo de un lado a otro mientras me quejo de algo que ya pasó. Por haber querido con tanta intensidad, por haber dado más de lo que a mí me daban, por eso y más es que estoy tan mal, no puedo siquiera ver a Kathia, el tiempo que estuvimos juntos no fue mucho, pero fue una relación algo tóxica, más de parte de ella que mía.

Creo que ya debería olvidarlo, ¿no se supone que tienes 3 amores en tu vida?, el tercero es con quien se supone te casarás, tendrás hijos y toda esa mierda. Kathia ha sido la segunda persona de la que me he enamorado, y ha sido la más difícil de dejar en el pasado. Nigel me ayuda a caminar porque siquiera puedo mantenerme parado por mí cuenta.

—Lo digo en serio Nigel, cuando menos te lo esperas, ahí estas con el corazón roto, bueno, con el cerebro roto porque el corazón no ama, solo bombea sangre y nos mantiene vivos —Harry estaba justamente en la moto de Nigel, tecleando en su celular, el caso es que veía a dos Harry, lo que me causa risa.

—Harry Sanders, ¿cómo te trata la vida? —Mis pies me traicionan pisando en falso y casi me caigo, iba a parar directo en el piso; borracho y sin dientes, que gran combinación.

—Mejor que a ti si, Majid —El muy maldito tiene razón. Dejo caer torpemente mis llaves sobre la palma de Nigel, mientras que Harry me ayuda a subir a la moto. Nigel simplemente salió de allí muy rápido por lo que tuve que sujetarme muy bien, estaba demasiado mareado y no quería terminar aplastado y atropellado en medio de la calle.

Cuando llegamos a casa me doy cuenta que Harry aún sabe dónde guardo la llave de repuesto, solo él y Lawson saben dónde está, mamá me ha regañado bastante con ese asunto, ella insiste que no debería confiar tanto en las personas y toda esa mierda, pero si supiera que lo hice porque era capaz de cometer cualquier estupidez, después de lo ocurrido esa noche, no volví a ser ese Zack que todos estaban acostumbrados a ver.

Además, ellos son cómo mis hermanos de otra madre, lo somos cuando no peleamos por cosas inútiles, mi madre está consciente de que ellos me han sostenido del hombro cuando no me puedo sostener por mi cuenta, son más que amigos y los únicos que tengo.

Harry me ayuda a subir hasta mi habitación, cómo puedo me quito la ropa y me tumbo en la cama.

—Sanders, asegúrate de guardar la moto, de (¡hic!) apagar las luces (¡hic!) y cerrar bien (¡hic!) —arrastro las últimas palabras.

—Si Majid, tú solo duerme, estas muy mal.

Lo último que escucho es la puerta cerrarse. Me acomodo en la cama para dormir, realmente lo necesitaba, necesitaba dejar de pensar y dejar ese dolor lejos, ella fue todo lo que buscaba, ahora es todo lo que quiero olvidar. No debería estar así por una mujer, prometo que mañana empezaré de nuevo, tengo que esperar con buena pinta a mi "último" amor y quizás hasta me ayude a ser menos miserable.

Escape: Zack ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora