Capítulo 38

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–– ¿Has hecho esto muchas veces? ––Zoe sostenía con mucho cuidado la carta que Rubén había depositado en sus manos. Ella había recibido cartas, pero eso fue en pre-escolar, después de eso no recibió ninguna.
Rubén se encogió de hombros, estaba pensando en decirle que sí, para que ella pensara que era todo un pro escribiendo cartas y tal, pero le parecía mejor idea confesarle que esa era la primera carta que le escribía a alguien.

––Pues ––se aclaró la garganta e hizo una sonrisa burlona. Se volvió a acercar a ella, esta vez a su oído, y tomando su mentón dijo con un susurro: ––es mi primera vez.

Zoe estalló en risas, y él hizo lo mismo. “¿La vas a leer?” le pregunto Rubén buscando su mirada, cuando sus ojos encontraron a los azules de Zoe, ella asintió con una tímida sonrisa en su rostro. “¿Y me vas a dar tu opinión?” ella volvió a mover la cabeza en asentimiento. 

––De acuerdo. Me voy, me imagino que tendrás que hacer cosas con todo eso de la universidad.

––Sí, ––otra sonrisa se pintó en sus labios–– tengo que arreglar unos cuantos papeles y llevarlos.
Rubén asintió mientras recorría un mechón de cabello de su rostro. Las mejillas de Zoe estaban más rosadas que de costumbre, y eso era algo que hacía que Rubén muriera de ternura, se veía tan dulce, tan hermosa.

–– ¿No harás nada más?

––Pues… ––Zoe repasó la lista de actividades que tenía aquel día, en sí no eran muchas, pero había una, probablemente la más importante y la había olvidado. Rápidamente revisó su móvil para saber cuál era la hora: 5:30. Se suponía que Brenda y Anthony llegarían al departamento a las 5:35. ¡Lo había olvidado por completo! ––Joder, sí.

–– ¿Qué cosa? ––Rubén trataba de no reírse al verla tan alterada, pasando su mano por su frente y suspirando ruidosamente. Zoe lo miró después de escuchar su pregunta.

––Bueno, van a venir a visitarme y tal...

–– ¿Quiénes?

––Brenda, ¿la recuerdas? Mi prima. ––él asintió.

––Sí, la recuerdo, la conocí en la fiesta de Hugo, cuando se perdió con Mangel y nosotros caímos a la piscina–– ambos comenzaron a reír recordando la bochornosa escena de ese día. Fue la primera vez que sus labios se conocieron, y sí, su relación no era la mejor, pues el odio aún habitaba en ellos––. ¿Pero quién más viene?

––Es a… Anthony, regresan de Londres.

Rubén se bajó de la nube en la que estaba.
Siempre Anthony aparecía en todas las conversaciones, siempre persiguiendo a Zoe. Todo fue perfecto mientras Anthony estuvo fuera, por lo menos para Rubén lo fue, y estaba seguro de que Zoe también disfrutó todo aquello. Pero ahora Anthony volvía a aparecer, haciendo que las ilusiones que Rubén tenía, las cuales estaban más que elevadas, se deshicieran.

 ––Ah. Entonces me voy ––se levantó del sofá dispuesto a marcharse, estaba seguro de que no tardarían en llegar y él no tenía ganas de ver a aquel tipo––. Nos vemos luego.

––Rubén… ––Zoe tomó su mano–– gracias… por la carta y por todo… 

Esta vez fue ella la que se levantó del sofá, Rubén era muchísimo más alto que ella. Sus manos aún estaban entrelazadas, lo cual hacía que todo en ellos comenzara a fallar, su respiración, los latidos del corazón.
Zoe acarició el rostro de Rubén con su mano libre, pensar que podía hacer aquello todo los días, pero sería una decisión que tendría que tomar cuanto antes… y estaba segura de que haría lo correcto. Así que lo besó. Otra vez sus labios se juntaron, lenta y tiernamente… como sólo ellos sabían hacerlo. Rubén estaba más que sorprendido, pero sobre todas las emociones que aquello estaba despertando, destacaba la satisfacción; pues sabía que si ella había tomado la iniciativa para besarlo, significaba que la llegada de Anthony pasó a segundo plano y que ahí era el momento en el que ella le estaba confirmando que sentía algo  por él.

Zoe |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora