IV

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IV. "Invitación... ¿U oportunidad para salir?".

 ¿U oportunidad para salir?"

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- En realidad... Tiene razón si os ponéis a ver. - Habló la mujer, sentada al lado de su marido, limpiando su boca con una servilleta, de las pequeños trozos de comida que pudieron haber quedado adheridas a su joven y pálido rostro.

- ¿En darles una "invitación cordial" a los Oredroc? ¿Estáis bien? ¿Y ese cambio tan repentino de opinión? - Cuestionaba en voz alta el hombre peli rubio, mientras subía su tono de voz con cada pregunta que salía de su boca. - Primero dejamos que ella se relacione con una plebe... ¿Ahora esto? ¿Queréis sacarme de mis casillas, mujer?

- Nunca he querido hacerlo... - Contestó. - Más si os ponéis a pensar... Ella ya cumplirá 17 años. Y me doy de cuenta que la tratamos demasiado duro.

- Así es como debemos de tratarla... Por nuestro bien, y por su bien.

- Lo sé... Sólo... Deberíamos de complacerla, por una vez al menos. - Volvió a insistir, con esperanzas de que se cumpliera el deseo de su única hija.

- Que así se haga... - Dijo rendido, ante las palabras de su esposa. - Los Oredroc vendrán por primera vez y cordialmente a una reunión exclusiva de los Sorriab.

Y así fue... Las invitaciones fueron propagadas por distintas familias de la capital, todas de altos rangos de esa sociedad. Todos con su fecha específica y su ubicación; toda la información necesaria para asistir al evento, anunciado con su respectiva anticipación.

 Todos con su fecha específica y su ubicación; toda la información necesaria para asistir al evento, anunciado con su respectiva anticipación

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Era ya el décimo primer día del mes de mayo, todo estaba tranquilo en la antigua Francia, todo se hallaba en paz. Solo había una hermosa mañana con un poco de neblina, pero con un hermoso despertar del bello sol que iluminaba todo el paisaje. Apenas surgiendo después de aquella oscura noche.

- ¡Apresúrate! ¡Pronto dejaras de ser un humano! - Exclamó el joven Axel mientras corría.

- ¿Creéis que no estoy enterado de ello? - Preguntó en ironía Damián mientras corría detrás del azabache.

ROBA MI CARGA... (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora