— Tal vez, pero recuerda que tengo gente que si lo haría por mí, sólo basta que yo dé la orden— Mira al maldito que me ha traído a este lugar.

No no ¡No! ¡Esto no está pasando! Christian no me está haciendo esto.

— Te has metido con lo más sagrado que tengo en la vida, y ahora te tocará pagar las consecuencias—

— ¡Eres un maldito... Yo he Sido lo mejor de tú vida! ¡Sin mi estarías muerto y lo sabes!— No voy a llorar, el no puede verme débil o con miedo. Es él quien debe temer... No yo.

— Tú has Sido la lacra que pasó por mi vida... Sería muy fácil acabar contigo— jala el gatillo.

— ¡Espera!— Grito horrorizada — No piensas dispararme ¿Verdad?—

Una sonrisa malévola asoma en sus labios.

Estoy temblando y no es por culpa del frío. La angustia que siento es horrible. Estoy aterrada.

— ¿Quieres verlo?— Su tono es amenazante.

Este no es el Christian que conozco. El hombre que está apuntandome no es mi Christian.

— Por favor... No lo hagas— le suplico. Puedo ver qué habla enserio — haré lo que me pidas, pero no dispare por favor.

— ¿Lo que yo te pida? Mmm. De ti no quiero nada.

— Por favor— unas malditas lágrimas empiezan rodar por mis mejillas. Soy incapaz de controlar el miedo que estoy sintiendo.

— ¿Tienes miedo Elena?— ¿Que si tengo miedo? ¡Estoy aterrada — Recuerdo que yo solía tenía tenerte miedo... Es increíble como se han invertido los papeles—

— Es diferente... Nunca te apunté con un arma. Todo lo hice por tu bien... Ahora déjame ir por favor.

— Si te dejo ir, irás a alguna revista de chisme para contar que te amenacé con un arma. Lo siento Elena, pero no estoy dispuesto a correr ese riesgo.

— Prometo que no lo haré...

Antes que termine hablar, el sonido del disparo me deja pasmada. Me ha disparado. ¡Me ha disparado!

Soy incapaz de moverme. No puedo respirar. El malnacido hijo de puta me ha disparado... Pero no siento dolor físico, sólo siento el dolor de la traición de la que he Sido víctima.

— Creo que fallé... Pero en el próximo disparo no lo haré—

Suelto todo el aire que estaba reteniendo.

— Pensaba venderle mi parte de los salones a Linc— ¡¿Que?! — Pero cambié de opinión.

— ¿Cómo?—  Está hombre está apuñalando mi corazón, mi orgullo, mi dignidad.

— Pero te daré una oportunidad Elena. Me vas a vender tu parte de los salones y con él dinero que te dé, te irás del país.

— Tú no puedes hacerme esto. Tú sabe cuánto yo he trabajado y todo el tiempo que le he dedicado a esos salones.

Esos salones son mi vida, él no puede quítarmelo.

— Debiste pensar eso antes de meterte en mi vida.

Maldito él, maldita la zorra de Anastasia y maldita la bastarda de su hija. Todos son unos malditos, pero está muy equivocado si piensa que voy acceder a sus peticiones. Esos salones son todo lo que tengo.

— No acepto tu oferta.

— Perfecto— vuelve jalar el gatillo— está vez no fallaré.

— Ok... Tú ganas, te venderé mis salones— le haré creer que el ha ganado.

LAS LUCES Y SOMBRAS DE NUESTRO AMOROpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz