Crazy Rich Family｜GiyuTan。

II: ¿Millonarios?

El chico pelirrojo quedó en trance un par de segundos. Las palabras dichas por su novio no eran fáciles de comprender.

Quizás había oído mal, era imposible que la familia de Giyuu fuese millonaria y que recién después de dos años se enterara de eso.

—¿No se lo habías dicho?—Cuestionó Makomo.—¡Mira al pobre chico, Giyuu! Está pálido de la impresión.

Un momento, ¿Era cierto?

—Giyuu-San, ¿A qué te refieres con millonarios?

—Eh, mi abuelo Urokodaki es dueño de una de las empresas más importantes de todo Japón y el mundo. Las tecnologías "Pilar de agua" son nuestra compañía.

El Kamado abrió los ojos, con la sorpresa saliéndole por ellos. ¿¡Su novio era un heredero de "Pilar de agua!? Aquella era la compañía de tecnología más rica de toda Asia.

Estaban al nivel de Apple, inclusive el mismo Mark Zuckerberg tenía un celular de esa marca.

—Oh Dios santo.—Suspiró.—¿Y recién me lo dices?

—No lo consideré un detalle importante.—Sincerizó Giyuu.

—¿Ves? ¡Por éso no tenías amigos en la escuela, Giyuu!—Exclamó Makomo.

El auto cruzó el portón gigante, para así entrar a los terrenos de la mansión. El pelirrojo miró desde la ventana, al parecer el lugar era tan grande que tenía un bosque y un lago privados. Un largo camino llevaba a la entrada del lugar, la cual se veía muy lejana.

Tanjiro trataba de ordenar sus pensamientos. Realmente iba a explotarle la mente. ¿Por qué siempre le sucedía eso? No era la primera vez que su pareja le revelaba que era millonario.

No, no era mentira. Aunque sonase como una burla, el joven rojizo ya había salido en una ocasión con un heredero de empresas. El romance no terminó bien, pues su novio se vio obligado a irse a Inglaterra y decidieron terminar. Ninguno de los dos deseaba una relación a larga distancia.

Dejó escapar otro suspiro al recordar esa relación. Quiso mucho a su ex, era una persona amable con todos. No le había importado el que fuese de una familia pobre, él sólo buscaba amor.

Finalmente llegaron a la puerta de la mansión.

—Oh.—Soltó el Kamado, sin dejar de poder admirar la hermosa construcción frente a él.

A primera vista podía ver que tenía tres pisos, cada uno debía tener al menos ocho habitaciones. Las paredes eran de mármol pulido, las ventanas tenían marcos de madera perfectamente barnizada con terminaciones en plata. Un par de pilares de marfil sostenían un pequeño techo, que cubría la entrada, la cual tenía cinco escalones tan brillantes que tuvo que cerrar los ojos.

Posiblemente esa mansión era diez veces más grande que el departamento que solía compartir con sus mejores amigos.

—Sé que parece muy lujosa, pero no lo es tanto. No te preocupes.—Dijo Tomioka, tratando de suavizar la atmósfera.

—Si te hace sentir mejor, podemos no usar los cubiertos de plata y perlas en el almuerzo.—Agregó Makomo.

Tanjiro se sintió asustado. ¿Los cubiertos no eran de acero inoxidable?

—Amor, el no decirte fue un error.—Habló el pelinegro.—Si quieres nos vamos y volvemos otro día. No quiero que te sientas presionado.

—No, Giyuu-San. Yo estoy bien, el que tu familia sea rica es un detalle no muy simple. Pero no quiero que por mi culpa se arruine el reencuentro que tanto esperabas.