Capítulo 40: La búsqueda.

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— Ya...ya est...estoy aquí. — Dijo Gerd jadeando encorvado con las manos sobre sus rodillas, al entrar al lugar donde estaba se encontraba su compañero y el niño, estando este profundamente dormido ya. La droga estaba actuando eficazmente en el pequeño cuerpo del niño, surtiendo un efecto mucho mayor que en un adulto.
— Vámonos rápido, el tiempo apremia. Súbete al caballo y huyamos por la ruta prevista de las montañas. Lo más seguro es que cierren las puertas de la ciudad y no podamos escapar por allí. — Contestó Viggo que ya había atado el saco donde se encontraba el niño, y colocado en la pequeña carreta, junto a otros sacos de mercancías para pasar desapercibidos.

 Tras eso arrearon con fuerza a los caballos que salieron a todo galope de allí. 

— Hasta aquí, podemos llegar con el carro. A partir de ahora tendremos que seguir el sendero del bosque solo nosotros y los caballos. — Dijo Viggo, después que se hubieron alejado mucho del centro de la población. Tras eso se subió directamente al caballo y ató al niño a su cintura, después de haberlo sacado del saco y cerciorado de que este seguía respirando. Seguramente pronto despertaría, y tendría que tenerlo bien sujeto.
— Bien, yo me deshago del carro. — Dijo Gerd a Viggo tras bajarse del mismo y dándole impulso por una bajada pronunciada terminando saltando por un barranco y despedazándose contra las rocas. Tras eso se montó sobre el caballo y se introdujo por el sendero de montaña donde se había adelantado su compañero con el pequeño Thor.

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Mientras tanto dentro de la gran sala donde se estaba celebrando la fiesta y el baile de coronación, ya era más que evidente que el pequeño había desaparecido.

— ¡Rápido, hay que organizarse para encontrar a Thor! Es seguro que los hombres "refugiados" que vinieron de  Ehazur, Gerd y Viggo, son espías traidores, pues han desaparecido juntamente con el, y no puede ser casualidad. — Dijo Aidan a sus hombres. 

— Es evidente que tenían todo planeado. Hoy era el día perfecto para capturar al niño. La multitud de personas, la fiesta, el jolgorio, la bebida. Toda la atención estaba sobre la Reina. — Añadió Neakail.

— Ordenemos la cerrada de las puertas de Angus. Qué nadie, salga ni entre hasta que hayamos recuperado al pequeño. Busquemos en todos los caminos y senderos que salen de la ciudad  también.— Se apresuró Marcus a decir.

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— ¡Ha sido culpa mía, merezco morir! ¡No debía de haber dejado a Thor al cuidado de nadie. No me tenía que haber fiado de los hombres de Ehazur.— Se lamentaba Neida, suplicante, llorando, de rodillas ante Arianne.

— ¡Levántate! Ya es tarde para lamentos, necesitamos centrar todas nuestras energías en encontrar a Thor. — Le contestó amargamente dolida Arianne a su amiga, pues estaba ofuscada y desbordada por la situación.

— Madre, no te preocupes, encontraremos a Thor, cueste lo cueste. Te lo prometo. — Dijo decididamente Rhiannon, mostrando su determinación. 

Tal como se había ordenado, las puertas de entrada y salida de la población de Angus quedaron cerradas, pero los guardianes aseguraron que nadie había salido por allí. Toda la población se movilizó y buscaron en todos los rincones de Angus,  pensando quizás que los hombres con el pequeño se hubieran escondido en algún lugar. Además de eso siguieron buscando en cada uno de los caminos que salían de Angus. Caminos difíciles, escarpados, montañosos.
  
— ¡Mirad! Se ve parte de un carro en el fondo de ese barranco. — Dijo uno de tantos hombres que se habían unido en la búsqueda.

— Id a avisad a Aidan y sus hombres. Esperemos que nadie se haya despeñado con el carro. De ser así, sería una muerte segura. — Añadió otro.

Dragones Blancos (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora