Capítulo 63: Atando Cabos

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Dylan

Ha pasado un día entero y no sabemos nada de Sky. Estoy tan preocupado que quiero golpear y quebrar cada objeto que se me atraviesa al frente. No puedo controlar la ansiedad y mi corazón no ha dejado de latir desesperado desde que sé que nadie tiene idea de dónde está.

Lo último que saben sus amigas es que iría con el idiota de Jake a una salida de amigos, pero no sabían nada más.

Había golpeado al rubio luego de que negara mil veces saber dónde está. No le creía nada, absolutamente nada. No sé si mis celos son irracionales y son los que me han llevado a pensar así, pero jamás he confiado en ese imbécil. No es tan santo e inocente como quiere pretender.

Marco por milésima vez al número de Sky con la esperanza de que esta vez conteste, escuche el pitido repicar y en mi mente solo existe la súplica.

Por favor cielo, por favor, contesta.

Pero eso no ocurre, al contrario, tranco furioso cuando la voz robotizada de la contestadora habla diciéndome si quiero o no dejar un mensaje.

No, no quiero, solo quiero que ella conteste.

—No sé que más hacer, no sé dónde buscar ni a quién más llamar—Dice Megan sentándose a mi lado, estamos todos en el departamento de Sky— Ya no sé qué hacer.

Ella está al borde del colapso, lo sé por su voz temblorosa. Y la entiendo, la entiendo perfectamente.

—Calma, amor—Mi amigo la consuela —Estoy seguro de que aparecerá sana y salva.

Eso espero, porque si algo le pasa, no sé como reaccionaria.

—Lo único que tengo claro es que la perra de Verónica está detrás de esto y soy capaz de dejarla sin un solo asqueroso cabello pelirrojo cuando la vea—Maya derrocha rabia en sus palabras al hablar, yo mismo quisiera olvidarme que es mujer y sacarle la verdad a golpes, como intenté con el rubio.

Pero, o es inocente, o el imbécil realmente es duro de soltar información.

—Creo que ante situaciones así, debemos pensar con claridad, solo de esta forma seremos más inteligentes que ella o ellos—Dice la loca y rubia vecina de Sky, Azul.

—Iré a preparar más te, estoy hecho un manojo de nervios—Eric se levanta del sillón con los ojos rojizos y húmedos, se dirige a la cocina.

Sky es alguien tan especial, que solo tengo que ver su sala, siendo habitada por estas personas que lloran y se preocupan por ella.

Incluso Maura, que creí que era más mi amiga que de ella, de pronto se volvió alguien incondicional en la vida de Sky. Es que mi cielo es tan fácil de querer, ellas es simplemente alguein especial.

Me siento tan cursi cuando le digo cielo, pero eso es ella para mí, el cielo que trasmite paz a mi alma con solo pensarla, con tenerla cerca, con saber que me ama como yo a ella.

Y la amo tanto, que no descansaré hasta saber que está a mi lado completamente segura y protegida.

—Si está loca le hace daño a mi amiga yo misma la mato, no puedo soportar pensar que en este momento está dañándola—Megan está bastante afectada. Sé que quiere ser fuerte por su amiga, pero noto como su voz se quiebra al hablar.

La rubia sin poder aguantar más, se deja llevar por el llanto y miles de lágrimas comienzan a salir de sus ojos corriendo por sus mejillas, una más rápido que la otra, se lanza al pecho de mi amigo llorando sin parar siendo consolada por él.

Todos nos quedamos en silencio escuchando como Logan trata de calmar a su novia, no decimos nada, Azul y Maura tienen expresiones tristes en su rostro, sus lágrimas a punto de caer contagiadas por Megan. La castaña, Maya, está sentada en un sillón individual y veo como mira a Megan, mientras pequeñas lagrimas también se deslizan de sus ojos.

Amor y GuerraWo Geschichten leben. Entdecke jetzt