– Sabes, éramos tan jóvenes y con tanta inexperiencia que pensamos hacer lo mejor para Susana y nos olvidamos de nosotros mismo. ¡Pero eso tú ya lo sabes! Me tomó 10 años de mi estupida vida para volverme a sentir vivo y te juro -le dijo cruzando los dedos- que no es que deseara la muerte de Susana.  Pero volví a vivir en el momento en que ella tocó mi puerta con aquella simple carta donde le decía que nada había cambiado en y mi.

–Ahora se me va mi mujer, mi amiga, mi todo y dejándome este dolor que no tengo forma de pararlo y menos de ocultar. –se dejó caer en su rodillas ya no le importara que le viese derrotado, que más le daba si antes le había visto igual y tampoco hizo nada– No tengo deseos de continuar viviendo y tú ahí: Me ves, conoces mi dolor y sólo te diviertes con él. –su cuerpo le pesaba, sus ojos se cerraron y lagrimas como cascadas corrían por sus mejillas. Ya no tenia fuerzas para seguir peleando y discutiendo con Él. Lloró como hacia años no lo hacía. Dejó salir todo el dolor que inundaba su pecho y entonces sintió una cálida mano sobre su hombro, levanto la mirada y vio el rostro que aunque jamás había visto antes le era muy conocido.

– Hijo no dejes que tu dolor cubra tu corazón. No permitas que la ira te haga obrar diferente al ser que eres. –le dio aquel hombre que sin entender por qué le llenó de paz. – Ven levántate, Él -señaló un arte vitral donde se veía pintura La creación de Adán y en especial a manos de Dios pintado por  –no quiere. Verte así.

– Nunca he sido parte de sus favoritos. Creo le da igual–le respondió mientras se levantaba y sentaba en aquella butaca junto a ese extraño hombre de barbas.

– Yo creo que sí –rió suavemente mientras el joven actor negaba con la cabeza – Cuando naciste; tu madre no te abortó. ¿verdad –Terry asintió no muy convencido de a dónde le llevaría esta conversación– y muy a pesar de la. Forma en que fuiste concebido –el ojiazul le miró fijamente esta vez sin entender cómo era que este desconocido sabia esa parte de su vida que nadie conocía. –Si te quedabas con tu madre ibas a vivir muchas cosas peores de las que viviste en la casa de tu padre junto a su esposa.

– ¿Veo que sabe mucho sobre mí? –le preguntó dudoso de querer continuar esa platica, pero había algo en aquel hombre que le tranquilizaba.

– Sé de ti cada detalle. Cada hebra de cabello que tienes en la cabeza y aun aquello que siquiera has pensado decir; lo sé. –a pesar de esto no sintió miedo, al contrario seguía lleno de una paz que no podia explicar. Ahora lo miro a los ojos directamente. Por más que quiso no pudo definir el color de los mismos. – Tus padres. Cometieron errores, pero son humanos. Muchas de las decisiones tomadas en tu vida no fueron las acertadas, pero nunca estuviste sólo.
Cuando ella llegó a tu vida, créeme te necesitaba más de lo que tu la necesitabas a ella. Tu carácter y forma de ser era lo único que podía devolverle su luz por completo. Sabes que estaba rota cuando la conociste y le ayudaste a pegar los pedazos para volver a ser ella misma.

– ¿De qué valió si con aquella trampa nos separamos? - Le susurró

– De mucho. ¿Acaso crees que tu padre no aprendió de eso? El saberte lejos le abrió los ojos y le mostró su realidad –continuó hablándole sin dejar de mirarle a los ojos– Tu creciste, creaste tu propio camino, demostraste a todos, pero sobre todo a ti que eres bueno. Y al encontrarse no les quedó duda de aquel amor que comenzó como un juego de adolescentes era grande y fuerte.

–Para luego perderla - susurró el joven actor en un tono suave

– ¡El accidente de Susana! –le dijo plegando la cara– Sabes que ustedes tienen libre albedrío. –el asintió con su cabeza suavemente– Ustedes tomaron una decisión muy noble que demuestra el gran corazón de ambos; quizás no la más adecuada, pero fue la que decidieron en ese tiempo y aunque sé que sufrieron mucho por estar separados; la cumplieron y por eso tuvieron su segunda oportunidad.

– Pero se me va. Y duele. Duele mucho - Lagrimas comenzaron a caer por las mejillas de Terry

– Aún no es su momento. Creo que les faltan unos 12 biznietos por conocer –sonrió sabia había quebrado una regla, pero sentía que le debía algo de consuelo a aquel joven que a pesar de su dolor volvía a creer en Él. Era como tener a el hijo prodigo de vuela en casa y esto ameritaba fiesta. Ya después sabia le reclamarían. – Candice White Granchester, un bello nombre, para una bella dama.

– La más bella de todas. –sonrió al recordar a su joven esposa el día de su boda a penas 11 meses atrás.

– A pesar de lo doloroso de la situación y de este accidente que casi cobra la vida de tu esposa; quiero que sepas que tenemos fiesta allá arriba –dijo con su dos dedos indices apuntando al cielo. – Has vuelto casa Terrence y quiero que sepas que nunca has estado o estarás sólo. -le puso en sus manos en crucifijo de madera -  Y por muy negra que veas la situación siempre estas acompañado. –le sonrió por fin el joven entendía el motivo de aquella visita – Ahora sonríe –y diciendo esto una voz femenina le llamaba. Su madre entró a aquella capilla siendo el último lugar en el que esperaba encontrarlo

– Terry te necesitan urgentemente –le gritó Eleonor- Te he buscando por todos lados, dos veces he venido aquí y no estabas

– Estaba con...–entonces miró a su lado y no había nadie. Aquel sillón estaba vacío- ¿Dónde está?

–¿Quién? -le preguntó la rubia sin entender aquella pregunta.

– El hombre que estaba sentado junto a mi –le respondió

–Terrence no había nadie junto a ti. Mejor ven vamos a ver a Candy –le tomó de la mano, sabia del dolor que llevaba y por ende le añadió aquello al cansancio de varios días din dormir y comer en aquel hospital de New York. El joven entonces tocó aquello que llevaba en sus manos y vio aquel crucifijo de madera. Nadie nunca le caería, pero él sabía que aquella conversación si. pasó.

Al llegar junto al doctor le colocaron una bata y le hicieron pasar a aquella blanca habitación. En el centro se encontraba aquella mujer que hace pocos días le habían dado la noticia que no había forma humana de que viviese luego de ser atropellado por que coche.
La miró y se acercó a ella, sonrió. Era el cuadro más bella que jamás había visto. Ahí sentada en aquella cama estaba Candy; con sus verdes esmeraldas abiertas mirando aquel bultito de pelos castaños que llevaba en sus brazos.

Se acercó a su familia, ella levantó los ojos a su esposo y le sonrío.
– Ven, ven a conocer a tu hijo –le dijo ella y escuchar aquella voz era como volver a respirar luego de días bajo el agua – Es hermoso, tiene tus ojos y tu pelo. –bajó la mirada y le miró. Terry no pudo sostener más y como si fuese un niño comenzó a llorar de alegría.

– Creí perderte... –fue lo único que pudo decir mientras su mano acariciaba suavemente el pelo de hijo.

– Eso nunca. Tenemos unos 12 biznietos que conocer. -el. sonrió, la besó y luego besó a su hijo.

– Soy el hombre más afortunado del mundo. –dijo Terry mientras ella le limpiaba suavemente con aquella mano disponible las lagrimas que aún caían.– Nunca he estado sólo

– Nunca lo has estado –le respondió su joven esposa. El actor miró al cielo y sonrió
– Gracias por dejar volver a casa. –dijo Terrence y Candy entendió que aquella conversación no era con ella y que por fin su esposo volvía a creer.



Fin

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Hola chicas... ¿Qué les pareció?

Que pasen un lindo día!!!!

LagrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora