Gold & Regina viven ahora muy felices al lado de sus respectivas familias en Storybrooke.
La paz y tranquilidad los acobija, pero jamás se debe bajar la guardia. ¿Qué ocurrirá cuando deban enfrentarse a un nuevo peligro? Serán tan fuertes como para...
Ella se sentó en la cama y juntos disfrutaron de los alimentos, cuando terminaron, ambos comenzaron a prepararse para su día
—Debo irme, tengo una reunión dentro de media hora— dijo tomando sus llaves y acercándose a ella para plantarle un beso
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La reunión había salido estupenda, pronto se comenzarían algunas nuevas obras en la ciudad, estuvo firmando algunos papeles, no tuvo ganas de salir a la hora del almuerzo, por lo que comió en su oficina, ese día salió antes, había estado trabajando bastante y era su propio ''jefe'', así que podía darse ese lujo, pensó en parar en el centro de la ciudad para realizar algunas compras, pero una gran algarabía se escuchaba, varias personas creaban un especie de círculo en medio de alguien, no lograba descifrar ¿Quién era la persona causante de aquel alboroto?, de pronto su vista se poso en dos jovencitas que reconocería en cualquier lugar, camino hasta donde ellas se encontraban
—Señoritas Tremaine, creí que la escuela ya había terminado y ambas estarían en su casa o en el trabajo de su madre— comentó observándolas
—¿Porqué habría de interesarle a usted Sr. Alcalde?, lo que hagamos nosotras aquí no le concierne— dijo Drizella de manera retadora
—Queríamos ver de cerca a ¡Thomas Campbell!— respondió Anastasia
Así que él era el causante de aquel espectáculo dijo para sus adentros y en efecto se trataba de él
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—No creo que dos jovencitas como ustedes quieran estar perdiendo su tiempo viendo a ese modelo arrogante— declaró él azabache
—No es un simple modelo, es uno de los más exitosos, ha firmado con muchas campañas publicitarias distintas y es un orgullo para esta ciudad, pero vamos, él anticuado Alcalde ¿Qué sabría de eso?— atacó Drizella
—¿Con que anticuado eh?— dijo con molestia— ¿Qué dirían si este alcalde anticuado logrará que ese hombre cene en tu casa?— manifestó
Aquello capturó por completo la atención de la joven
—Sigue hablando— dijo con una sonrisa
—Soy el Alcalde, ¿Crees que él se podría negar a una invitación a cenar junto a mí a casa de la grandiosa Victoria Tremaine?— argumentó triunfante
—¿Enserio harías eso?— habló Ana con mucha ilusión
—Podría, pero a tú hermana no le agradó mucho, ni siquiera me dirige la palabra o saluda, así que lo siento chicas— dijo dramático
—¡Eres un chantajista!— acusó la mayor
—Vi la oportunidad y la aproveché mi dulce Drizella, además de ¿Quién crees que lo heredaste?— admitió mientras caminaba
—Espera— dijo la joven
Él se volteó y sonrió ya que sabía que había logrado su objetivo
