Porque teníamos poco tiempo, claro. En cualquier momento podía aparecer la gente de la organización o la misma sombra. Ambas posibilidades eran grandes, y muy malas.

—Bueno, ¿y después qué? —habló Dan. Había estado callado, pero antento—. Piensan matar a esa cosa y huir, así que, ¿pasarán toda la vida huyendo de ciudad en ciudad?

Pues yo no tenía ni idea de qué haríamos luego. Nolan tampoco. Ax... nada. Solo Vyd hizo un gesto de que él sabía la respuesta.

—Se me ocurrió que si encontramos un lugar seguro —propuso él, alternando la vista entre todos— Ax y yo podríamos intentar atraer a los de STRANGE que siguen vivos.

—¿Como llamarlos? —inquirí, medio confundida—. ¿Eso se puede hacer?

—Claro —asintió Vyd con simpleza— yo llegué a Ax porque sentí su energía, sentí que necesitaba ayuda. Ambos podemos esforzarnos en hacerles llegar nuestra ubicación a los demás. —Debajo del pañuelo, tuve la impresión de que sonrió—. Juntos, ninguna organización podría atraparnos.

Esa sí era una idea que prometía mucho.

Si es que cuando tuviéramos que huir, seguíamos vivos.

Para finalizar el círculo de planes acordamos que Vyd —que se propuso— vigilaría la casa durante esa noche. Ax fue a la habitación de la chica a dormir en el suelo mientras la cuidaba (así lo quiso). Dan se fue a hacer sus investigaciones, asegurándonos que volvería lo más pronto posible. Nolan resopló y no le creyó, pero a mí algo me empujó a confiar en él, aunque tal vez podía equivocarme. No quería equivocarme.

Sin ganas de cerrar los ojos y con las preocupaciones a mil, Nolan y yo fuimos a la cocina a buscar algo para darle de comer a Ax. Primero, mientras preparábamos algunos sándwiches, no nos dijimos nada. Habíamos vivido muchísimos silencios en nuestra amistad, pero ninguno como ese. Fue pesado, como si uno supiera cuan asustado internamente estaba el otro y por esa razón no tuviera ni idea de qué decir para tranquilizar, porque en realidad no habría forma de tranquilizarnos.

Quise acabar con ese silencio en varios momentos, pero no supe cómo.

Al final, Nolan nos salvó.

—Bueno, ¿y Ax y tú qué tanto hacían en el baño? —me preguntó en ese tono de entrar en temas de chicos y cosas normales—. ¿Arreglaron las cosas o qué?

Pues... ¿las habíamos arreglado? ¿besarnos ya aclaraba algo?

Por supuesto que le iba a contar todo sobre el beso a Nolan, pero lo haría luego. Lo que decidí contarle antes fue eso tan extraño que la chica número dos me había mostrado en mis recuerdos, cosa que me tenía pensando mucho desde que pude pensar con claridad luego del beso.

Al final del cuento, Nolan frunció el ceño, confundido. El peso de todo este lío ya se estaba reflejando en su rostro. Se veía un poco cansado y tenía el cabello demasiado desordenado, pero todavía mantenía su brillo de chico atractivo, y sus ojos tenían un destello vivo, joven, valiente a pesar del agotamiento.

—¿Cuáles son las habilidades de esa chica? —preguntó, pensativo—. Me da algo de... miedo.

—Las habilidades son lo de menos —dije—. Hay algo que en verdad no puedo entender en lo que ella me mostró.

Y que no había mencionado porque nos habíamos enterado del almacén, de la chica, de mi madre, de que debíamos buscar ayuda y de que Ax provenía de un embarazo inexplicable, todo tan pero tan rápido que no había tenido tiempo de procesarlo bien.

Pero ahora sabía que era el punto más perturbador.

Miré a Nolan, algo inquieta:

—¿Cómo es que Ax podía bajar por la ventilación y entrar en mi habitación, si nunca estuvo en el almacén? ¿Cómo nos hicimos amigos si él estaba lejos con su cuidador?

S T R A N G E © [Parte 1 y Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora