Capítulo 22: ¡Te odio!

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Cinco años después:

La soledad de la habitación es algo a lo que me he acostumbrado. Cinco años es demasiado tiempo. Me he resignado, creo que nunca voy a despertar y si lo hago, lo más seguro es que mi cuerpo y seguramente mi cerebro esté demasiado mal como para hacer vida normal. ¡No me atrevo a decirle esto a Naruto! Cinco años han sido demasiado como para darme cuenta de que le amo, que siento celos cuando sale por ahí con los amigos, que me entristece cuando se aleja de mí, pero tengo que dejarle marchar.

Cinco años viéndole dormir, queriendo arroparle cuando se destapaba sin poder hacerlo, deseando sentir el tacto de sus labios, de poder agarrar su mano, sentir la calidez de su cuerpo. Todo en Naruto es dolor, así lo siento. Cuando le miro me duele. Sé que jamás podremos estar juntos y eso es un dolor que va desgarrándome por dentro lentamente.

Miro mi cuerpo. He perdido musculatura y mi rostro está demacrado. Mi cabello ha crecido en estos cinco años pero nadie se atreve a cortarlo. Mi cuerpo sigue teniendo reacciones involuntarias, espasmos, ligeros movimientos en los dedos o párpados, casi como si quisiera despertar, pero no son más que eso... espasmos. Al menos he dejado de tener los ataques. Mi corazón parece recuperarse pese a que mi cuerpo se niega a despertar. ¡El cerebro debe estar frito! O eso es lo que pienso al verme ahí tirado en la camilla.

Al menos, Naruto ya está en la especialidad para neurocirujano. Mañana es su primer día y está ansioso. Él piensa que arreglará mi problema, pero yo soy escéptico. Cuanto más estudio, más cuenta me doy de que el coma no es algo de lo que se esté seguro. No sé cómo despertar y tampoco me he atrevido a decirle algo así a Naruto con lo ilusionado que está. Ha hecho un gran esfuerzo para llegar hasta donde está, aunque la medicina no es lo suyo. Sin embargo, es cierto que con los conocimientos básicos que él tiene y mis conocimientos más avanzados, es capaz de hacer grandes cosas. Tiene habilidad con las manos pese a que sea un mal estudiante.

Es muy posible que ahora mismo, Naruto esté en la panadería trabajando. En estos cinco años no ha abandonado su trabajo. Clases por la mañana, dormir por la tarde y trabajar por la noche. Debe estar agotado pese a que ha ido dejando el trabajo para los fines de semana. Sin embargo, en ellos, estudia o al menos... se mantiene despierto y aburrido pasando las páginas para que yo pueda estudiar.

Como estipulaba el contrato, ha ido a muy pocas fiestas y eso que su amigo Sasori le insistía en asistir a ellas. Tampoco he podido ser demasiado rígido en ello y por eso mismo, le he permitido asistir a alguna de ellas pese a que los celos me carcomieran. ¡No ha besado a nadie! Es raro en fiestas de ese estilo, pero no lo ha hecho. En lo que sí tuve que ceder... es en esa estúpida idea de que practicase kendo. Sin embargo, creo que fue una decisión acertada a la larga. Está tanto tiempo en casa, que cuando va a sus clases su sonrisa vuelve con más intensidad, se divierte y mueve los músculos. Tampoco quiero que se pase el día en casa encerrado pasando páginas para mí.

Miro la fotografía que Naruto dejó hace meses en la mesilla de la habitación del hospital. Está toda la familia y no sólo eso... también sale Deidara. Mi hermano inició con una simple cita deportiva, luego con algún café y finalmente... a salir juntos. Son tal para cual. Mis padres no parecen haber tenido gran dificultad para acogerle como a uno más. Siempre pensé que no se harían a la idea de tener un hijo homosexual y guardé el secreto de mi hermano, ahora me doy cuenta de que todo estaba en mi imaginación. Ellos lo han aceptado bien.

- ¿Sasuke? – escucho la voz de Naruto provenir desde la puerta -. ¿Qué haces aquí a estas horas?

- Sólo... miraba la fotografía – le confieso – todos están felices.

Una triste sonrisa es lo único que puedo sacar, porque aunque me siento feliz por todos ellos, también duele demasiado saber que yo nunca estaré ahí, me muero lentamente.

Coma profundo (Naruto)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum