Cap. 13

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Mientras la vida escapaba lentamente de su cuerpo abrió sus ojos, quería hablarme, posé mi oído en sus labios suavemente para poder escucharlo.

- Debes irte mi amor... -susurró con dificultad.

- No!!, no te dejaré morir!.., déjame quitarte esta maldita daga!... -traté de arrancarla con mis manos y Gabriel evitó que lo hiciera.

- Si la quitas lo enviarás de vuelta al infierno, no querrás que sea devorado por el fuego eterno...

- Alex mi amor... no te vayas por favor... -supliqué sollozando.

- Es tarde... -levantó su mano derecha para acariciar mi mejilla, yo la atrapé con las mías y la besé- ...Mi dulce niña...ahora estarás a salvo...yo...yo... -respiró, la sangre fluía con más fuerza.

- Shhh...-lo abracé, podía sentir su respiración aún, lo miré a los ojos nuevamente.

- Siempre estaré contigo amor... 

- No me dejes... -besé su mejilla, cerró lentamente sus ojos- ...Alex!... -grité y con su último aliento dejó escapar unas palabras.

- Nunca olvides que te amo... Mi Diana... -su respiración se detuvo.

El silencio se hizo presente, una brisa helada cubrió mi espalda, me posé sobre su pecho y mi llanto se transformó en un alarido de dolor, mi corazón sangraba de desdicha, tristeza y desazón, anhelaba que todo fuera producto de un mal sueño, lo abracé para tratar de escuchar sus latidos, nada, sólo me rodeaba el silencio infernal de la muerte, ni la oscuridad de la noche, ni el frío me importaban, me mantuve abrazada a su cuerpo sin vida por horas, intentando que el calor no le abandonara.

- Diana...debes irte... -hice caso omiso a ese comentario, intentó tomarme del brazo.

- Déjanos solos Gabriel!.

- Está muerto!... -me levantó con fuerza, pero yo me lancé de nuevo sobre Alex, necesitaba tocarlo, acaricié su hermoso rostro.

- Alexander no está muerto...no lo está!...no lo está!... -grité desesperada, me volví hacia Gabriel para golpearlo, él dejó que lo hiciera, descargué toda mi furia, impotencia y tristeza, mis puños arremetían contra su pecho culpándolo de todo mi sufrimiento- ...te odio maldito!, te odio por que tú estás vivo!... -me abrazó con fuerza para tratar de calmarme, mi rabia explotó en llanto, llanto que duró tanto que casi no podía respirar, sin más me desvanecí, Gabriel me llevó entre sus brazos hacia otro lado del bosque, no supe cuanto tiempo transcurrió, pero al abrir nuevamente mis ojos él estaba a mi lado, el dolor recorrió mi ser y quise levantarme pero volví a caer.

- No te esfuerces, estás muy débil... por qué quieres morir?... -él lograba traspasar mi mente y me leía completamente, sabía que yo deseaba la muerte.

- Mi vida no tiene sentido sin él... si lees mi mente, sabrás que Alexander es mi mundo...mátame, tú eres el único que puede quitarme la inmortalidad, quítame esta maldita vida, sin él a mi lado...para qué la quiero?

- Siento tus latidos y tu dolor me hiere por dentro, pero debes saber que su alma descansa en paz ahora...Y sabes que no puedo hacerte daño alguno, no puedo!... -me arrodillé ante él.

- Hazlo por favor!, quítame la vida... o lo haré yo misma!... -busqué en sus ropas pero no había rastro de esa maldita daga.

- No recuerdas que Alexander me la quitó?, yo no tengo la Daga, está en tu poder... -recordé que Alex la tenía muy bien guardado en nuestra habitación, me quedé en silencio pensando que terminaría con mi sufrimiento apenas regresara a casa.

- Es cierto...

- Estás loca?... -me tomó de ambos brazos con fuerza- ...No puedes usar esa arma contra tí!...

Dark AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora