Capítulo 10

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Boris

Polly se encontraba con los ojos irritados de tanto llorar, su mirada fija estaba en el espejo que tenía en frente, mientras sus labios temblaban y no era por el frío. Su mano derecha sostenía una hojilla cerca de su muñeca contraria cortándola lentamente mientras palabras incoherentes salían de su boca.

Hilos de sangre desprendían desde la herida hasta el suelo, no eran tan profundas como para cortarse una vena y no era ese hecho que daba temor, si no su cara.

Me fuí acercando a pasos lentos por lo nervioso que me encontraba, mientras más cerca estaba me enfocaba en su reflejo para verla mejor. Me pude dar cuenta que su mirada estaba perdida, como si en frente sólo tenía su cuerpo y su alma no estaba dentro de ello.

-¿Polly?- la volví a llamar pero ni siquiera parpadeó, en ningún momento lo hizo. Con mis dedos temblorosos toqué su hombro derecho y lo sacudí levemente.- ¿Polly? ¿Qué te pasa?

Nada.

Un gran nudo se formó en mi estómago ¿Por qué no me miraba?

Otro balbuceo salió de su boca.

Tomé su mano dónde sostenía la hojilla y la aparté de su muñeca lentamente mientras le quitaba el pequeño objeto con delicadeza, la partí en dos y la tiré lo más lejos que pude de nosotros.

Polly ni se inmutó.

-Mi cu-culpa- empezó a hablar con más claridad dejándome más confundido de lo que estaba-. To-todo e-es mi cu-culpa-. La miré muy confuso con la intensión de hallar algo en su rostro pero era tan indiferente que me entró una clase de desesperación.

Reaccioné y sacudí sus hombros con un poco de delicadeza llamándola. La preocupación me nubló la mente junto a la desesperación, tomé su rostro con ambas manos y le sostuve la mirada por unos segundos.

Pero nada.

-Llamaré por ayuda-. Le notifiqué aunque intuía que ni me escucharía, y así fue.

Las manos me temblaba mientras rebuscada en los bolsillos mi celular, maldije entre dientes porque no lo encontraba y cuándo lo toqué no pude evitar cantar aleluya en mi mente.

Apenas lo obtuve entre mis manos. Justo en el momento que buscaba los números de mi agenda para ver a quién podía llamar un grito desgarrador me lo impide.

-¡Nooooooooooo!- levanté la mirada efusivamente y ví a Polly echa ovillos en el suelo llorando desconsoladamente. No pude evitar correr hacia ella.

Es insólito que hace minutos se encontraba bien y ahora se comporte así.

-¡Polly, no! ¿Qué pasa? Dime por favor- le supliqué. No dejaba de llorar, así que lo siguiente que hice fue por impulso.

La abracé.

-Si quieres desahogarte, hazlo conmigo-, mi voz sonó rota- pero por favor deja de lastimarte los brazos.

Su acelerada respiración fue serenando poco a poco. Ahora sólo sollozaba en silencio con su cara en mi pecho y mis brazos rodeándola.

Así pasamos media hora.

Ahora el silencio inundó el ambiente, nadie decía nada. Un poco de tranquilidad se apodera de mí pero la preocupación sigue intacta.

Nunca había visto a Polly tan vulnerable, ella siempre demostraba ser fuerte. Y tengo que admitir que verla en ese estado de alguna manera me rompió el corazón.

-Lo siento...- comenzó hablar con la voz un poco ronca, pero débil-. Se suponía que nadie me tenía que ver así, no pude evitarlo-. No quise interrumpirla porque creí que me diría más pero no fue así.

El Enmascarado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora