Capítulo 4.

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1 mes después.

August salía 2 o más veces por semana de noche y no lo oía regresar, solo yo notaba eso, pues, esperaba a que Vicky y mi tía se durmieran para salir. Con Vicky todos los días vamos a ver a Abby, dormíamos juntas algunas noches y vemos películas o hacemos maratón de series. Es lejos la mejor amiga, aunque igual a veces la podría matar.

Ahora siento que esta es mi casa, y todo es gracias a mi tía que me ha tratado como una reina.

-Estoy muerta- dijo Vicky tirándose al sofá.

-Si no hubieras discutido...- dije riendo. Fuimos a ver a Abby, tomamos un taxi de vuelta, el chófer venía hablando por celular y Vicky discutió con él. Finalmente nos dejó 10 cuadras antes.

-La seguridad de mi hermoso cuerpo estuvo en peligro- me respondió cuando tragaba un vaso de agua que le sirvió mi tía.

-¿Qué les pasó?

Le explicamos y apoyó a Vicky.

-Aunque la próxima vez, pelea unas cuadras más cerca de la casa- dijo riendo.

-Sabes como soy- dijo besando su mejilla y subiendo las escaleras.

-¿Cómo está Abby?

-Bien, estable.

-Me alegro, anda a cambiarte, la cena estará lista en unos minutos.

Subí y me dirigí a mi cuarto, quité mi ropa y me coloqué una camiseta que era de mi padre y unas calzas cortas que casi no se veían. Tomé mi ropa sucia y salí sin ningún cuidado de mi cuarto.

Choqué con un fornido cuerpo.

-Mierda...- dijo mirándome.

-Lo siento.

-Mira por donde andas- respondió metiéndose en el baño.

Lo seguí y toqué la puerta.

-Pasa.

Abrí y estaba quitándose la camiseta. Tragué saliva.

-¿Estás enojado conmigo?

-¿Por?- dijo cerrando la puerta.

-Estás últimas dos semanas ni me miras, bueno desde que llegue aquí. ¿A caso te caigo mal o te molesta que este aquí?

-No- dijo dando la vuelta y abriendo la ducha- si ves me bañaré... Aunque no tengo problemas en compartir la ducha contigo si es lo que quieres.

Mi corazón comenzó a latir con fuerza y me sonroje.

-No te preocupes- dije dejando la ropa sucia en un cesto.

-Caro- dijo tomándome por la cintura.

-¿D-Dime? - genial, solo su tacto me hacía tartamudear.

-Esta todo bien, solo que me das lo mismo.

Le di una sonrisa llena de odio y salí. Bajé y me dirigí al comedor.

-Esas fachas- dijo Vicky al verme. Soltó los cubiertos con los que jugaba y se sentó bien en la silla.

-Estoy cómoda- mire mi camiseta- era de mi padre.

Sonrió triste y dio unas palmaditas al lado de su asiento en el comedor.

-Mi pequeña Puppy- dijo abrazándome.

-Vicky, tenemos la misma edad y me ganas por 2 centímetros.

-Cállate, déjame sentirme grande- y me hizo cariño en el pelo.

Rodeé los ojos y mi tía trajo la cena, August se sentó frente a mí y no dejaba de mirarme, eso me incomodaba. Realmente las cenas se hacían entretenidas gracias a Vicky y mi tía.

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