Capítulo 2.

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-Caro...- escuché a lo lejos el susurro de mi tía. Lentamente abrí mis ojos y el libro que estaba leyendo reposaba sobre mis piernas cayó al piso.

-Tía... me dormí- dije bostezando.

-Así veo. ¿Dónde está August?

-Salió.

-¿En qué?

-En una moto.

-¿Hace cuánto?

Mire la hora del reloj que estaba en mi escritorio y eran las 12:00 pm.

-Hace dos horas, creo- me paré de mi cama estirando mis brazos.

Mi tía comenzó a llorar sentándose en mi cama.

-Tía...- dije abrazándola. Joder, no soy buena consolando.

-August está metido en problemas.

-¿Cómo sabe eso? Seguro salió con algún amigo- dije intentando calmarla.

-Hace unos años se metió en problemas graves, con droga.

-Dudo que sea eso, tía- sobe su espalda

-Estoy tan cansada de todo esto, pero no lo puedo dejar solo.

-Yo lo espero abajo, vaya a acostarse y descanse.

-Okey, me avisas si pasa algo- asentí.

Así que el chico pesado estaba metido en drogas...

-

-

Mire la hora y eran 2:00 am. August no llegaba y me comenzaba a preocupar ¿Si sufrió un accidente o realmente estaba metido en algo grave?, además estaba cansadísima.

La puerta se abrió de golpe y entró August hecho pedazos.

-Joder, ¿Qué te pasó?- pregunte alarmada mientras apagaba la tv.

-Nada- dijo con un hilo de voz.

Como pude lo subí a mi cuarto y lo senté en mi cama, apenas podía mantenerse en pie. Mi tía se había dormido, y sé que si lo ve en este estado le da algo, así que mejor la arrope y busqué el botiquín.

Duré aproximadamente media hora curando sus heridas y me demoré a propósito, creo que me gustaba tenerlo cerca, ¿Tan estúpido suena?, era muy guapo, sus ojos tenían un brillo especial y bonito, unos labios definidos y una mandíbula prominente.

-¿Estás bien?- me despertó de mis pensamientos.

-Me lo pregunta el chico que está todo golpeado.

-No me caes bien.

-Vale, tampoco te pregunté y ya terminé de curarte.

-No hacía falta.

Quito mi mano de su cara e intentó pararse de la cama, pero en el primer intento falló y no cayó porque lo tome.

-Hoy dormirás aquí- le dije- es lo mejor, ni siquiera puedes caminar a tu cuarto

-Si quieres dormir conmigo, solo dímelo, no pasa nada- dijo con una sonrisa burlona, pero se quejo por el dolor del pomelo.

Lo miré con mala cara- en tus sueños.

Me miro desafiante- eres insoportable.

-Gracias- rodeé los ojos- bueno, ¿tienes pijama?- pregunté.

-Caroline, duermo con bóxer.

Mi nombre sonaba hermoso en sus labios, jamás me había gustado tanto.

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