17: Todo o nada (Parte 2)

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Tras un largo recorrido rectangular se encontraba Lágrimas, una vasta fuente cuadrada con dos centímetros de agua cristalina sobre un fondo celeste. El recinto a las puertas de la Academia era de los pocos lugares bonitos del Ala Oeste; con su arquitectura imponente y su largo paseo blanco de la Plaza Cero que terminaba en Lágrimas. De no haber interrumpido el desfile, aquel centenar de jóvenes de diecisiete años hubiesen terminado el día mojándose la cara en ese lago artificial. Era una tradición, un buen augurio. Un bautizo. Pasé por al lado de aquella balsa de agua y me salpicaron los recuerdos. Me habían borrado muchas cosas buenas de mi memoria para empujarme cuesta abajo en el intento de convertirme en una máquina. Pero aquel momento, el llenarme las manos de agua para bañarme en ella, lo recordaba. Ojalá la sangre no llegue a derramarse hasta la fuente.

Las torretas automáticas que se alzaban desde las columnas no estaban funcionando, no disparaban a pesar de la alarma. El Topo seguía siendo infalible. Me reconfortó tener un fiel aliado en Ryu, me reconciliaba con todo aquello. Más indefensos de lo esperado, cadetes y profesorado concentraron todos sus esfuerzos en repeler el ataque terrorista. A simple vista me pareció ver más sargentos que tenientes, éstos últimos ocupaban la primera línea de ataque para defender a sus subordinados. Uno de ellos, era nuestro aliado, pero seguíamos sin poder ponerle cara y nombre.

Sairu y Saichi disparaban indiscriminadamente hacia los escalones que conducían hasta el balcón ocupado, también derribaron algún que otro dron. Hila y Eito repelían los disparos conjurando escudos a su alrededor, las máscaras ocultaban sus ojos en Fase 2. Shiruke posaba con brazos cruzados, aparentando ser el líder. Se le veía muy bajito como para serlo, pero le hacía ilusión. Y Ritto, de mientras, se echaba la siesta en el suelo fingiendo su muerte para darle credibilidad a la amenaza de bomba. Así, de paso, guardaba fuerzas para lo que estaba por venir.

Estaban tan involucrados en sellar la Plaza Cero al público y resistir el ataque terrorista que ignoraron al Bright Loknahr y a la falsa Karin Akira que treparon con sigilo hasta el balcón opuesto. Al otro lado de la plaza de mármol, a varios kilómetros de aquellos a los que consideraba familia, Bright hizo ondear su gabardina con el fresco aire artificial de Ryu. Estábamos cerca de la compuerta que llevaba hasta la torre a la que había accedido Takeo con la liberación de su fraudulento secuestro. Sólo serían unos metros más, pero antes teníamos que sacarle partido a mi disfraz.

Me coloqué frente a él y su brazo se acomodó sobre mi pecho. Me sentí muy chiquilla envuelta en su cuerpo robusto. Junté mis muñecas, aparentando estar maniatada. Asentí para confirmarle que estaba preparada, pero él se tomó unos instantes de más para buscar mi oreja con sus labios y poder susurrarme:

―No te pongas demasiado cachonda con esto.

Joder, qué insoportable era. Empecé a forcejear contra sus carcajadas y disparó al cielo. Los militares agrupados al sur se voltearon por las detonaciones del norte, hacia nosotros. El tumulto empezó a dispersarse y los disparos enmudecieron. Incluso las alarmas callaron de asombro e incredulidad.

Sus nombres empezaron a mezclarse entre gritos. Al principio, el aire se impregnó del miedo atroz que transmitía la presencia de Bright Loknahr. Pronto se transformó en pura perplejidad al reconocer a Karin Akira presa entre sus brazos. ¿La misma Karin Akira que estaba muerta desde hacía diez años?

Bright nos exigió hacer aquella representación. A pesar de la falta de pruebas le habían condenado como asesino de mi hermana. Quería reaparecer con Karin, una que demostrase su inocencia. Al menos lo que le durase la mentira. Pero a la vez tenía que aparecer amenazándola de muerte porque, a palabras textuales, "no soy ni tan malo ni tan bueno".

La plaza parecía estar completamente desalojada de civiles, en breves llegarían los refuerzos. Queríamos que salieran los refuerzos. Que se centraran en lo que ocurría en la plaza y obviaran lo que ya debía estar sucediendo con Briatore. Un disparo se difuminó a mi lado, contra la barrera protectora de Bright. Me agarró con más fuerza, me atrajo hacia él. Sentí su torso en la espalda, su brazo rodeando mis clavículas, el cañón de su larga pistola bajo mi mandíbula. Estaba cargada y lista para disparar, pero tenía que confiar en él y en su pulso. Agité mis piernas al aire, intentando zafarme de su agarre. Militares venían corriendo hacia nosotros, algunos de ellos ignorando las órdenes de sus superiores. Empezaba a vislumbrar sus rostros de venganza, como si salvar a Karin Akira fuese algo personal. Qué dañinos eran los casos mediáticos.

Ryu; Retorno (2)Where stories live. Discover now