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Skyler

Le di un sorbo a mi bebida y volví a mi postura anterior.

No podía dormir. Mi cabeza estaba atada a cosas que no quería pensar pero que mi mente me traía una y otra vez. Pensaba en el día en que Chase me cortó para probar si mi sangre era o no pura. Todavía seguía enfadada por eso, y cómo no, lo que hicieron fue demasiado injusto y poco legal, pero a ellos nada les importaba, o eso aparentaban. Después de que Chase me dijera que nunca sería lo que yo esperaba que él fuera, nos quedamos mirando y en un silencio sepulcral. Él no decía nada y yo tampoco tenía intenciones de articular alguna palabra, por lo que opté por rodear su sexy cuerpo e irme del baño, dejándolo ahí solo. Ya estaba teniendo demasiados problemas sobrenaturales y Chase tenía que irse de mi lista, por eso me armé de valor y le di una patada a mi deseo de vampiro y me alejé.

Después de eso me fui a ver a Luke, le dije que le enviara un mensaje a la tía para que nos recogiera porque no me sentía bien. Le hubiera mandado uno yo sola pero no tenía saldo para hacerlo. La tía Jane no tardó en aparecer y me interrogó todo el viaje a casa qué era lo que tenía, y parecía tan preocupada como si fuese que me fuera a morir como Luke y Ryan. Se me pasó una pregunta estúpida, que trababa de si existiese alguna posibilidad de que yo fuera parte sobrenatural, pero cuando se lo pregunté a mi tía empezó a reírse y me aclaró que no, que yo era una simple mundana y que no dejara que preguntas como esas aparecieran en mi mente porque me haría la cabeza con esas cosas. Así que le hice caso y no divagué más, me quedé mirando por la ventana el resto del camino con la cara de Chase grabada en mi mente, como si no quisiera desaparecer.

Yo tenía que ganarme un premio a la estupidez. Tenía que aprender a respetarme más, a no ceder ante los deseos y a alejarme de Chase rápido. Era inútil dejar que me besara, que sus manos se posaran en mi cuerpo como si fuese solo de él y nadie más. Me hacía daño a mí misma cuando le daba el paso a unir su boca con la mía, era algo que jamás debió pasar, ni siquiera el que transcurrió en su auto. ¿Cómo permitía que siguiera viendo lo débil que era en personalidad? Ya se lo demostré en fuerza, pero en personalidad... eso no tenía por qué saberlo. Todo el mundo sabía lo que Chase White era... Un muchacho muy guapo, sexy —que estaba atormentado por el infierno— y que embobaba a cualquiera que lo viera.

Quizás Jason tenía razón... quizás me volvía loca su vibra de chico malo, y no estaba mal querer a una persona que aparentara ser seria y con una personalidad oscura, pero ya era distinto con él. Aparentar y ser son dos cosas muy distintas. De todas maneras, algo me decía que no vería a Chase en mucho tiempo, que las cosas cambiarían de ahora en adelante y que lo que sea que sintiera por ese chico se esfumaría con el tiempo.

Qué bueno que no me había enamorado de él, porque ahí sí que las cosas estarían complicadas.

—¿Por qué los chicos más lindos son los que más locos están? —mi voz se oyó por primera vez en un rato. Era curiosa esa pregunta, generalmente los chicos son los que preguntan eso refiriéndose a nosotras.

Desde ese día pasaron casi dos semanas. Mañana, lunes, se cumplen catorce días desde que los White volvieron a desaparecer. Joder, ¿por qué hacían eso? No es que yo quisiera tenerlos cerca, pero era llamativo que se fueran otra vez. Bueno, no estaba segura de que se hubieran ido del pueblo, pero sí no descartaba la opción porque llegué a escuchar que un chico comentaba que los había visto en el aeropuerto. No sabía si guiarme por esa noticia, porque muchas eran las que circulaban nuevamente sobre el colegio. Recuerdo que hace semanas dijeron que los White enfermaron, pero cuando los vi no parecían nada enfermos.

Se me vino a la mente el momento exacto en que Zach le dijo a Chase que pensaba que un par de semanas iban a estar bien para controlarse, pero que se notaba que seguía con ansias y que aunque estuviera controlando su bipolaridad, no estaba del todo bien.

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora