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“Has provocado que todo mi amor se convierta en dolor.”

—¡Ya basta! —gritó Taehyung, despertando de golpe, empapado en sudor. Su respiración era agitada, como si hubiera estado corriendo por su vida dentro de ese maldito sueño.

—¿Taetae? —La voz grave pero dulce de Namjoon resonó desde la puerta—. ¿Estás bien?

Taehyung parpadeó un par de veces, buscando aferrarse a la realidad.

—S-sí, hyung… solo… otra vez ese sueño —murmuró, llevándose las manos al rostro.

Namjoon se acercó, revisando su celular de paso.

—Son las 6:30. En media hora nos vamos. Trata de despejarte un poco.

Taehyung asintió con una pequeña sonrisa forzada.

¿Cómo se supone que uno sigue con su día cuando el pasado lo despierta cada maldita madrugada?

Suspiró, arrastrando los pies fuera de su cama. Se vistió y bajó a desayunar con los demás. Jin, Namjoon, Yoongi y Jimin… eran lo más parecido a una familia desde que su mundo se desmoronó.

Su padre estaba en prisión por homicidio. Había asesinado a su madre frente a todos los recuerdos que solían dar calor a su infancia.

Solo tenía un hermano, Seokjin. O eso quería creer. Su padre era infiel, irresponsable. No le extrañaría descubrir más medios hermanos escondidos en alguna parte.

El recuerdo de aquel día volvió como una ola furiosa.

Flashback – Años atrás

Estaba en casa de Jungkook, como tantas veces. Éramos inseparables. Casi hermanos. O eso pensaba en ese momento.

—Tae, te llaman —avisó Jungkook, señalando el celular sobre la mesa.

—Gracias, Kookie —respondí distraídamente. Al ver el nombre de Jin hyung en la pantalla, sentí un mal presentimiento.

—¿Todo bien? —preguntó él, atento.

—Sí… creo que sí.

Llamada

—¿Jin hyung?

—Tae… —su voz ya anunciaba lo peor—. Namjoon va por ti.

—¿Pasó algo?

—Cuando llegues… te explico, ¿sí?

Colgué y giré hacia Jungkook.

—Nam hyung viene por mí.

—¿Está todo bien?

—No lo sé.

Jungkook me abrazó. Ese tipo de abrazo que te envuelve como una manta cuando todo tiembla.

—Todo va a estar bien —susurró.

—Gracias, Kook.

Minutos después, escuchamos un auto. Me levanté para irme, pero antes de que pudiera salir, Jungkook me sujetó del brazo, me atrajo hacia él… y me besó.

—¿P-por qué lo hiciste?

—Porque me gustas, Taehyung —dijo sin vacilar.

Salí en silencio. Vi a Namjoon hablando con la madre de Jungkook.

—Ya estoy, hyung.

—Gracias, señora Jeon.

—Llámame Yubin —sonrió ella—. Cuídalo mucho.

El trayecto fue silencioso. Ni Jungkook ni el beso salían de mi cabeza. Pero algo en la mirada de Namjoon me indicaba que el destino me tenía preparado algo mucho más difícil de asimilar.

—Hyung…

—Dime.

—Solo… ¿puedes decirme si es algo bueno o malo?

—Preferiría que lo veas tú mismo… o que Jin te lo cuente —respondió sin mirarme. Sus ojos estaban vidriosos.

Algo va mal. Muy mal.

Cuando llegamos, vi una patrulla. Una ambulancia. No lo asocié con mi casa… hasta que vi las caras. Rostros tristes, ojos rojos. Jin, Yoongi, Jimin… todos llorando.

—Hyung —me acerqué temblando—. ¿Qué pasó?

—Tae… tienes que ser fuerte, por favor —dijo Jin mientras me abrazaba.

—¡¿QUÉ PASÓ?! —grité, desesperado.

—Papá… mató a mamá.

Un silencio absoluto se apoderó de mí. Y luego, un grito desgarrador que ni siquiera reconocí como mío.

Fin del flashback

Ese fue el día en que dejé de creer en el amor… y también en mí mismo.

Jungkook estuvo ahí. No se fue. Me sostuvo cuando ni siquiera podía caminar. Y cuando el tiempo pasó, y creí que jamás volvería a amar, fue él quien me enseñó que incluso un corazón hecho pedazos puede latir de nuevo.

Aquel beso, que parecía el final, fue solo el comienzo.

Pero el pasado no se borra. El dolor no se esfuma. Solo se aprende a respirar mientras duele.



 Solo se aprende a respirar mientras duele

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Simplemente TuOù les histoires vivent. Découvrez maintenant