Prefacio.

120K 9.6K 8.3K
                                    

Mi nombre es Jude Drake.Al menos por ahora .Y si estás leyendo ésto supongo que te intriga mi historia. Así que ahí va.

Me gustaría decir que mi vida ha sido siempre bonita, pero entonces mentiría.

Nací en un país excéntrico, con unos padres que se casaron demasiado pronto. Me gustaría decir que eran normales, sin embargo...

Nací en un barrio turbio, y ellos eran la pesadilla de éste. Mientras otros bebés mamaban del pecho de su madre,yo me quedaba con mi abuela esperando a mis progenitores mientras éstos se dedicaban a dar palizas a diestro y siniestro al tiempo que timaban a...bueno, todo el mundo.

Los años pasaron y a pesar de ciertas discusiones cotidianas pude crecer en la inconsciencia, a los cinco años cambiamos de país. Se suponía que en España todo sería diferente, mejores condiciones de vida.

¿Creéis en el Karma? Yo lo viví en carne propia.

Con a penas ocho años vi como la policía esposaba a mi padre por un delito que no cometió.

En el nuevo país los niños no eran agradables, odiaban a los extranjeros, y mi vida académica no fue precisamente brillante.

Sobrellevé aquello de la mejor manera que pude, sin un solo amigo, con un hermano de apenas meses, una abuela entrañable y una madre que se partía la espalda trabajando humildemente como limpiadora,para poder sacar a lo que quedaba de su familia adelante,mientras lloraba todas las noches pensando que nadie la escuchaba.

Años después liberaron a mi padre, y finalmente todo parecía ir bien. Llegó la adolescencia, insultos, malas caras...

Nunca fui la chica que gustaba, ni la sociable por mucho que lo intentara.

Ésto no es una película, pasé inadvertida la mayor parte del tiempo, y cuando no, era porque alguna burla me atravesaba.

Ningún amigo en todos aquellos años, hasta el penúltimo.

Todo comenzó con una enemistad por parte de personas tóxicas, y sin embargo aquella preciosa chica de pelo rubio y ojos marrones fue mi salvación. Quiso ser mi amiga, aceptando cada uno de mis defectos. Ésa chica que me odiaba se convirtió en mi mejor amiga sin pedir nada a cambio.

Los años pasaron y nosotras nos volvimos inseparables,Erza y yo éramos las dos caras de una misma moneda y entonces,un día ocurrió.

Con diecinueve años me convenció para visitar aquel maldito antro. Iba a ser una noche tranquila, un par de copas y algún que otro baile.

Pero él postró sus ojos en mí. Aquel chico alto de ojos oscuros y facciones angulosas se fijó en mí. Algo que nunca había permitido a nadie. Al menos no de aquella manera.

Alexander Petrovik me arrastró a la oscuridad más profunda sin compasión. Me llevó de vuelta a lo que mis padres tardaron años en lograr escapar.

Y sin embargo me enamoré de él, a pesar de las advertencias, caí ante él de rodillas, permitiendo que devorara cada parte de mi alma,destrozándolo todo a su paso...

Pero tenía su parte buena, era el único que conseguía calmar mi cabeza, y lo amaba por eso. Aquella estúpida enfermedad me llevaba consumiendo años, y no hablo de algo terminal, sin embargo en algunas ocasiones habría preferido que lo fuera.

Me volví adicta a él, pero me consumió tanto que acabé siendo una persona fría y despiadada. Por él no habría dudado en matar las veces que me lo pidiera.

"Si nada sientes, nada duele"

Me había dicho.

Sin embargo no todo puede ser perfecto. Nunca entendí aquella frase tan  bien hasta que lo descubrí todo.

Él no me amaba, no amaba a nadie ya que desde temprana edad fue diagnosticado como un sociópata.

Un maldito sociópata que había estado jugando conmigo,como una pieza más en su tablero metafórico de ajedrez.

Me enfrenté a él, no negó nada, simplemente dijo: 

 "No siento nada, pero si pudiera,créeme que lo sentiría por ti"

Alexander no me dejaría escapar, tal vez no pudiera amarme, pero no me permitiría alejarme, en cierto modo le convenía tenerme cerca. Había hecho cosas por él que nunca nadie en su sano juicio habría hecho.

Y así acabó aquella parte, no hablo de un corazón roto, es más que eso. Hablo de una mente rota.

Desequilibrada,sería la palabra.

Y fue entonces cuando aquella chica que conocí en el instituto me ayudó, le quité a Alexander todo lo que era mío, y escapamos.

Juró encontrarme...y matarme.

Un año más tarde, en otro país, otro ambiente, otro nombre y nuevas personas,me encontraba sobreviviendo.

Porque si algo tenía claro era que no estaba viviendo, estaba sobreviviendo.

Pasé inadvertida hasta que otros ojos tanto o más aterradores que los de Alexander se posaron sobre mí...

Y aquí comienza la historia.

Alerta Casian [Libro 1] YA A LA VENTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora