Erzebet Bathory: La sangre

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La cuenta oficial MisterioES organizó un taller literario sobre cuentos. Se nos asignó un personaje (uno de los grandes asesinos de la historia). Mi personaje asignado fue la condesa Erzebet Báthory, aristócrata húngara, asesina serial, conocida como la Condesa Sangrienta (se le atribuyen 650 muertes). 

Esta es la actividad I. Un cuento de hasta 500 palabras cometiendo su primer delito.

No era un día especial. Me vistieron como siempre, sin demostrar mucho entusiasmo ni interés en la tarea. No eran conscientes del privilegio que tenían por estar a mi lado, por servirme.

Las aparté con mi mano sin poder disimular un gesto de disgusto. Me estorbaban. Eran lentas y descuidadas.

Caminé hacia la puerta, erguida y señorial como era mi costumbre, pero cuando salí del cuarto estaba allí. Recogiendo no se qué del suelo.

Ella sabía que estar en la puerta de mi habitación obstruyendo el paso era una falta grave.

Y, sin embargo, la encontré preocupada por el suelo, ignorándome.

Sentí un calor abrasador apoderarse de mi rostro. Mis fosas nasales se dilataron a un punto tal que temí por un desgarro.Y todo sería culpa suya.

Mi cara ardiendo, echa un colgajo desde la nariz hasta la comisura de mis labios, en una mueca deformada.

Y todo es su culpa. Niña inútil. Niña desobediente. Niña culpable.

Le grité con furia que se arrodillara y me mirara. Lo hizo presurosa intentando quizás, con ese falso voluntarismo interesado, menguar la ira que emanaba de mi rostro.

Tomé el atizador de la chimenea y lo blandí un par de veces sobre su cabeza. Le grité lo inútil que era.

Fue solo un segundo. Dejé de blandirlo para descargarlo con todas mis fuerzas sobre su rostro. Una y otra vez.

"¡Culpable!", pensé. "¡No volverás a fallarme!"

Un chorro de sangre caliente impactó en mi rostro y goteó hasta mi boca.

Sangre caliente. Rojo manantial de calor. Rojo manantial de sabor.

El sabor de la vida.

Cuentos variosWhere stories live. Discover now