07 | Surreal

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Grecia no podía dejar de pensar en lo sucedido con el vecino, se hallaba tan fuera de sí misma que incluso, se olvidaba de respirar en algunas ocasiones.

—Señora Grecia —exclamó en forma de saludo la mujer mayor.

—Buenos días, señora Campos —dijo, a modo de respuesta.

—Qué gusto verla aquí.

—Sí, yo... he traído algunas cosas para donar al dispensario.

—Oh, ¿enserio?

—Sí. Traje ropa, juguetes y algunos platos y vasos, la mayoría de la ropa es de hombre, pertenecieron a mi marido y...

—Oh, sí, no se preocupe... nosotros entendemos —Grecia asintió y soltó un suspiro—. ¡José! —gritó la mujer, llamando la atención del joven—. Ayuda a la señora Grecia a bajar lo que ha traído.

Con el chico siguiéndola, Grecia se dirigió a su auto y abrió el maletero, sintió que el pecho se le apretaba y que el corazón le latía a un ritmo condenadamente lento en cuanto José tomó las cajas y se marchó en dirección al dispensario. Ahí iba un poco de su alegre vida, en esas cajas dejaba marchar una parte de Adam, la que no se podía quedar con ella.

—¿Estás bien? —preguntó Carolina, mientras sostenía a Eros en brazos.

—Sí. Lo estoy.

—Grecia, no he querido ahondar mucho en el tema, pero... ¿qué es lo que está pasándote?

—¿A qué te refieres?

—Me refiero a que estás diferente, antes no hubieras tomado esta decisión sin consultarla antes con la familia de Adam.

La rubia suspiró. —Pienso que es momento de madurar y de tomar al toro por los cuernos.

Carolina bufó. —Eso es lo que llevo diciéndote desde hace un año. Pero, sé que esa no es la verdad, no es la razón principal para que estés haciendo esto justo ahora.

Grecia inhaló y exhaló lentamente, dejando que las ideas se acomodaran en su cabeza, era verdad, su amiga tenía toda la razón.

—Debo decirte algo —dijo, mientras ambas caminaban por el pasillo empedrado que dirigía a la pequeña capilla.

—Te escucho.

—Se trata de mi vecino... él me besó.

Los ojos de la morena se abrieron de par en par al igual que su boca. —¿Qué?

—Sí y eso no es todo... él es el nuevo profesor de educación física e informática en el colegio, me abordó en la sala de maestros y casi caí...

—Explícate mejor —pidió, mientras se sentaban en el columpio de madera.

—Él ha estado llenándome de confusión y ahora no puedo sacarlo de mi mente, la primera vez que me besó fue tan llena de pasión, el roce de sus labios, la manera en que me apretó contra su cuerpo, y... bueno, en la sala de profesores, él me tomó de la misma forma, solo que esta vez el beso fue más intenso.

—Grecia...

—¿Sabes qué es lo peor? —Carolina negó con la cabeza—. Lo peor es que he correspondido a sus besos, he permitido que su toque vaya más allá —dijo, afligida.

—Oye, eso no tiene nada de malo —señaló su amiga—. Grecia, estás en todo tu derecho de rehacer tu vida, eres joven y hermosa.

—Pero hice una promesa.

—Puedes romperla, si eso es lo que te detiene, entonces ve a visitar a Adam y dile que no eres capaz de continuar así, que eres una mujer y necesitas volver a sentir el roce de otro cuerpo, las caricias de otras manos, estoy segura de que él quiere verte feliz.

Ground And Pound© |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora