Pesadilla

1.7K 50 4
                                    

Gracias a todos los que leen estos cuentitos y me apoyan. Significa tanto, tanto, tanto para mí contar con ustedes... mil gracias

Esta historia la escribí hace dos años y ya hasta la había olvidado. La reencontré hoy ordenando unos papeles. Me demoró algo recordar en qué estaba pensando cuando la escribí. Espero que les guste. Lo que van a leer es la historia tal cual la escribí cuando tenía trece o catorce (ya no me acuerdo en qué época del año fue jeje)

( Narra Alexandra )

Su pecho subía y bajaba rápidamente. Sudaba, sollozaba y las lágrimas corrían por sus mejillas mientras negaba con la cabeza bruscamente.

-¿Ryan? -murmuré.

Respiraba agitadamente y empezó a girar y patear y golpear. Le toqué la frente. Parecía arder en fiebre.

-¿Ryan? -lo sacudí suavemente.

Emitió unos sonidos rarísimos.

-¡Ryan!

-¡AAAAHHH! -se sentó de golpe con los ojos fuertemente cerrados y tapándose los oídos.

Comenzó a llorar desconsoladamente. A mí se me humedecieron los ojos. No soportaba verlo así.

-Ryan -susurré tocandolo con suavidad en el hombro.

Se sobresaltó y me miró como sorprendido de que estuviese ahí. Me dio la espalda. Me dolía verlo de esa manera y no poder ayudarle. Tras unos segundos de silencio en los cuales nos quedamos inmóviles se dejó caer de tal manera que su cabeza terminó en mi regazo. Temerosa, le acaricié el cabello y él abrió los ojos. Estaban rojos e hinchados por el llanto.

-Besame -rogó casi suplicante, como un niñito pequeño que le pide a su mamá una caricia.

Intenté sonreír y lo besé. Sus labios estaban salados por las lágrimas.

-Brittany -dijo mirando mucho más allá de las cuatro paredes del cuarto -esta noche fue ella... me miró suplicante y sonriente aferrada a su peluche... Su cuarto explotó y ella...

Más lágrimas corrieron por sus mejillas. No sabía qué decirle y lo poco que se me ocurría no sonaba adecuado. Me limité a seguir acariciándole el pelo.

-Perdóname -pidió de pronto.

-¿Yo? ¿Perdonarte? -pregunté extrañada -¿Me hablas a mí?

-Lo arruiné todo -dijo y me miró apenado.

Se sentó y me abrazó.

-Está bien -murmuré -todo está bien.

Poco a poco empezó a respirar más calmadamente. Toscamente se limpió una lágrima con el puño.

-¿Puedo... yo... ¿Hay algo que...

Negó tristemente con la cabeza. Mirandome intentó formar una sonrisa.

-Gracias -susurró y me besó.

Nos quedamos ahí, con los ojos cerrados, con los labios rozando. Tras unos segundos, minutos u horas le devolví el beso. Él comenzó a besarme el hombro y subió por mi cuello hasta llegar una vez más a mis labios. Y ahí paró. Ambos abrimos lentamente los ojos. Nos miramos fijamente entendiéndonos en silencio.

Cuentos CortosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora