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La tormenta los dos días siguientes a aquel fin de semana no se hizo esperar. El azul que estuvo cubriendo el cielo toda la semana pasada se fue tiñendo con lentitud de gris durante los dos últimos días de la semana, pero no parecía nada alarmante. Hasta que, el lunes, las calles eran fusiladas por millones de gotitas de agua que caían como una cortina sobre la ciudad, haciendo casi imposible salir de casa. Tal era la magnitud de esa tormenta que incluso costaba ver lo que había más de diez metros de distancia de ti.

Aún así, y con todas las contras que les puso el ambiente, ningún adolescente pudo faltar a sus clases durante aquellos dos días en los que parecía que el cielo se les echaba encima, llevándose consigo algún que otro resfriado gracias a las bajas temperaturas.

El miércoles seguía haciendo mal tiempo, pero comparándolo con los dos días anteriores, parecía que el ambiente se había puesto de su lado. El cielo seguía encapotado, y seguía soplando un aire frío, en ocasiones fuerte, pero la lluvia había cesado considerablemente.

Hyunjin miraba aquel triste paisaje mientras terminaba de beberse su taza de café.

Los días lluviosos le recordaban a si mismo, de alguna forma se sentía demasiado identificado con el aura que una tormenta emanaba. Seguramente, si le preguntasen con que se definía, sin pensarlo, diría que con un día lluvioso, gris y triste. Y era así porque podía notar, en ocasiones, como en su interior se formana una tormenta grande, fuerte y movida, que arrasaba con todo lo que encontraba delante, dejando un desastre en su interior que cada día parecía ser más difícil de arreglar. Siempre notando su mente nublada con grises nubes que no lo dejaban pensar con claridad, haciéndole ver las situaciones que lo rodeaban de la forma incorrecta.

"Después de la tormenta siempre llega el arcoiris"

Bueno, él aún no tenia la suerte de poder decir eso. Nunca dejó de sentir ese remolino de sentimientos malos que parecían querer calar su razonamiento, haciéndolo confundirse, sentirse cansado, notar todo su alrededor frío. Y, a lo largo de su adolescencia, puede jurar que nunca pudo ver ningún rayito de esperanza haciéndose paso entre sus pensamientos nublados, colándose entre los recovecos de sus sentimientos, llenando de calidez a su paso su interior, para finalmente, cuando ese rayito de luz atravesara uno de esos malos momentos, impregnándolo con su buena vibra; un colorido arcoiris, al que llamaría felicidad, apareciera durante unos minutos. Solo necesitaba unos minutos para que su corazón se sintiera en paz, y él no volvería a quejarse de nada durante un tiempo indefinidamente largo.

Aunque aún tenía la esperanza de que eso pudiera pasar. Sin embargo, poco a poco la iba perdiendo.

Tras terminar su desayuno llevó su taza al fregadero, rápidamente limpiando lo que utilizó, apurándose luego para llegar a su habitación y terminar de prepararse.

Se calzó con unas zapatillas de deporte, puesto que hoy les tocaba una hora de educación física, y revisó por última vez si llevaba todo en la mochila, terminando por soltar un suspiro cansado al ponerse a pensar que tendría que estar encerrado en clase durante demasiadas horas, aguantando la monotonía de las voces de sus profesores y los suspiros de cansancio y amargura de más de la mitad de sus compañeros.

Al menos podría estar con sus amigos, y eso era algo que podía llegar a animar un poco su jornada escolar.

Caminó hasta el armario, buscando entre todos sus abrigos alguno que pudiera cubrirlo de la lluvia, y al mismo tiempo mantenerlo calentito. No encontraba ninguno que encajase a la perfección con lo que estaba buscando, por lo que terminó dejando de buscar, decidiendo que no se pondría ningún abrigo y que cogería un paraguas para, al menos, poder cubrirse de la lluvia. Solo esperaba que con la sudadera, y la camiseta que llevaba bajo esta, bastase para combatir el frío que hacía en el exterior.

Just a little kiss || HyunIn Donde viven las historias. Descúbrelo ahora