—Ja, su forma de hablarte y acercarse a ti me deja en claro otra cosa. Por mí haz lo que quieras, eres libre de hacer todo lo  que te plazca, por eso ya no me tomas en cuenta. De seguro ella captó tu total atención, después de todo es una chica muy linda, muchísimo mejor que yo. — bufó con enojo, estaba más que claro que soltaba palabras innecesarias en la conversación y se convertiría en un completo problema.

—... ¿Y qué si fue así? Tal vez encontré en ella lo que nunca encontré y mejoraré contigo.

Yuichirō no pudo sentir mayor enojo, si tuviera que competir en quien era más impulsivo sería él mismo.
Apretó sus puños con fuerza y evitó las ganas de seguir gritándole a quien más amaba, no merecía decirle más palabras hirientes y se sintiera arrepentido de estar con él. Pero... Lo hizo. Inesperadamente dijo aquello a lo que tuvo miedo desde un principio.

Cierto, hay más allá fuera donde puede encontrar un corazón empatico y mente pacífica, amable y entendible a su forma. Simplemente... Mikaela no merecía compartir su felicidad con alguien tan faltante como se había convertido .

No estaba ahí, su mente se había ido y no podía hacer reaccionar a su corazón. ¿De verdad... Dijo eso? Era una locura... Todo se transformó en un estado de amargura, tristeza, enojo, decepción. Ah, qué horror.

—...

—Yuu-chan...N-No quise decir –

—Ya lo hiciste, Shindo. Lo has destrozado todo... Dejame solo un tiempo, si eso necesitas...— soltó como un suspiro, limitando a no darle la mirada e irse sin pensar a su habitación.

Jamás experimentó tal caos dentro de sus emociones, pero ciertamente Mikaela sintió una extraña atracción por su compañera de trabajo, lo escuchaba y a veces coincidían en su mayoría de gustos.

Distinto a .

Era amable, bonita y alguien de un corazón más tranquilo.

Distinto a .

No tenía muchos amigos, pero eso no quería decir que fuera alguien solitaria. Contaba con miles de cosas a favor que, de seguro, su prometido vio. Tan apasionada en su vida como lo supo el rubio.

Distinto a . Sin embargo eso no quería decir que era algo en contra de él, sino que aquella podría ser el tesoro al que siempre esperó pero nunca reemplazaría al cabeza hueca de su pareja. Su . Su sol de cada mañana y luna de cada noche que estaba a su lado demostrando de miles formas su amor incondicional.
Jamás podría llegar a su nivel, fue solo un confusión.

Y ahora... Le lastimó de la peor forma. Podía escuchar como algo dentro de él se separaba y era imposible volver a reponerlo, solo esos dos luceros esmeralda podían hacerlo de la mejor forma; con ese mismo hueco quedó en el pequeño comedor con su mirada en la mesa y la mano golpeando su frente, era el mejor momento de sentirse la peor mierda de la historia.

—Ah... Qué imbécil soy.

Pasó más de dos semanas, sin verse ni dirigirse la palabra. Si seguían así... Quien sabe cuál sería el final.
Pero, sinceramente, Yū tenía miedo. Guardó todo eso acumulado por tanto tiempo que su sonrisa ya no era la misma, no comía bien y las noches eran largas, frías y solitarias, por eso sus ojeras eran más notorias.
La perfecta definición de un sujeto patético por la quinta pelea de la semana.

—De seguro Mikaela está en otro lado para no venir aquí y verme la cara. Ojalá... Esté bien. — susurró, como si le estuviera contando a un segundo en su casa; sin darse cuenta, Yū escuchó pequeños golpes en las ventanas que cada vez aumentaban en segundos y en un minuto empezó a llover.

After Moon |MIKAYUU|Where stories live. Discover now