Capítulo 11

1K 120 39
                                    

Emma dio la orden de que empezaran a entrenar, además de decirles lo que deberían hacer. Sí, Emma llamaba a algunos bajo cualquier excusa con tal de contarles las cosas que pasarían y lo que deberían hacer. Sonreía al ver como sus niños tomaban las cosas con madurez, pese a sus edades.

Mientras estaba afuera, miraba a la distancia a los niños jugar "las traes" y más allá, sus hijos le enseñaban a Yuuki y Laín a tirar las sogas con las piedras, siendo que algunas veces Laín fallara o Yuuki no lograba darle a la rama, provocando pequeñas peleas entre ellos en las cuales Norma o Rei intervenía. Aquello la hizo sonreír.

Un pequeño tirón a su vestido la hizo salir de su ensoñación, haciendo que mirase abajo. Se trataba de un pequeño rubio claro de anteojos, era Gil; Emma se agachó para estar a su altura, acariciando su cabecita, sonriéndole.

- ¿Qué pasa, Gil?

Gil se ajustó sus lentes, dándole una pequeña sonrisa a su Mamá.

— Yo y los demás hemos discutido respecto al plan... Y llegamos a un acuerdo.

A Emma le dio aquello un sabor agridulce, recordando como le había dicho a Phil que los de su edad, no podrían ser llevados con ellos. Antes de que a ella le fracturasen la pierna.

— ¿Y a qué llegaron?

— Nos quedaremos aquí con Mamá. — sonrió Gil, tranquilamente. Y Emma estaba por decir algo, cuando él alzó su dedo índice, apuntando a su nariz. — Pero queremos que se lleven a Nike con ellos... Es que ella pronto cumplirá 5 años, y queremos que, aunque sea, ella pueda estar con los demás...

Emma lo abrazó, con tristeza notoria en su rostro. Gil dejó de sonreír y lloró en silencio en brazos de la pelirroja, dejándose reconfortar, desahogándose; cuando había hablado con los demás chicos sobre eso, no pudieron evitar sentirse tristes, pero todos sabían que era lo mejor.

Se prometieron entre ellos, que, si eran separados o que, si algunos quedaban juntos en las demás plantaciones, se cuidarían entre ellos.

Él había prometido a todos cuidar y proteger de Zary.

— Eres un niño realmente fuerte y valiente, Gil... Todo saldrá bien. — le susurró, con cariño y sinceridad. Gil sólo se aferró más a Emma.

Todo aquello había sido observado por Dalila. Ella sonrió, yéndose a la habitación de los bebés; ahora todo era más claro.

— Pero que tonta fui... Todo este tiempo estuvo frente a mí y no lo noté.

Ahora todas las sospechas que tenía habían sido confirmadas. Los niños sabían la verdad tras Grace Field y planeaban escapar, y quien lideraba todo, no era nadie más que Emma; definitivamente, tenía todas las cartas a su favor ahora.

— Lo siento mucho por ti, Emma, pero yo, quiero sobrevivir.

...

— Bien, ¿Quién será el primero en intentar? — preguntó Norma, al asegurarse que la soga estuviese bien puesta y firme. Ahora venía la hora de la verdad.

— ¡Yo! ¡Yo! ¡YO! — gritaba emocionada Fire, alzando y agitando su mano. Norma se rió levemente, tomando uno de los ganchos de ropa, pasándoselo a la pequeña pelirroja. Ella tomó el gacho con efusividad, colocándose donde Norma le indicaba.

Una vez puso el gancho en la soga, sonrió, siendo empujada suavemente por Norma. Fire reía, divertida hasta que fue atrapada por Rei, quien le sonreía levemente divertido.

— ¡White, deberías intentarlo! — le dijo a su mejor amiga, con una sonrisa. La pequeña albina miró indecisa el gancho de ropa.

— Y-Yo, tengo miedo. — admitió, con ojos llorosos. Norma acarició su cabello, conciliadora.

— No te preocupes, Rei te atrapará.

— P-Pero...

— Norma, átame a White. — pidió Levy mirando a la pelirroja, quien la miró sorprendida un momento para después sonreír. El pelinegro se volteó a ver la albina, quien le miraba sorprendida.

— ¿Confías en mí? — preguntó Levy, una vez White había sido atada a él. Ella asintió, aferrándose a él, cerrando sus ojos. — Aquí vamos.

Levy se sostuvo con fuerza del gancho, mientras el viento despeinaba sus cabellos azabaches, haciéndolo sonreír y reír levemente. White se permitió sonreír al escucharlo reír, logrando calmarla y hacerla reír también. Rei los atrapó a ambos, mirándolos con una sonrisa divertida.

— Ya puedes abrir los ojos, White.

La pequeña lo hizo, dándose cuenta de que nada había pasado. Levy la despeinó, sonriendo levemente, haciéndola sonrojar y sonreír, tímidamente; Rei procedió a desatarlos, pidiendo que pasaran los siguientes.

...

— Emma, ¿Podemos hablar? — preguntó Dalila, acercándose a ella, con algunos platos en mano. Emma sonrió mientras asentía, aunque ella no pudo evitar preguntarse el porqué Dalila quería hablar con ella así de la nada.

Dalila le pasaba los platos a Emma, quien comenzaba a servir la comida, siendo ayudada por algunos niños que había ahí. Entre ellos, Gil y Nike.

— ¿Qué es lo que sucede?

Dalila le entregó un plato, sonriendo dulcemente. Emma comenzaba a sentir un muy mal presentimiento.

— Sucede que, he descubierto algo, sumamente interesante. — Emma sirvió la comida en el plato, entregándosela a uno de sus niños, quien le agradeció con una sonrisa para después irse.

— ¿De verdad?

— Sí. — cuando no hubo nadie más en la cocina, la sonrisa de la mujer se tornó lúgubre al igual que su mirada. — Lo he descubierto todo.

— Tranquila Emma. ¿Todo?

— Eres tú quién está ayudando a los niños a escapar. — sonrió aun más. — ¿Verdad?

-Traumada Taisho

Pour Mes Enfants  [The Promised Neverland]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora