Misión suicida

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En su siguiente misión, volvió a repetir una escena similar, esta vez, agarró un puñado de tierra y lo colocó en su bolsillo. De nuevo aquella extraña sensación. Comenzaba a creer que solamente él era la única persona que salía fuera de aquellas murallas con un objetivo totalmente egoísta, pero ella parecía tenerlo de igual manera. En cada misión detectaba que volvía con un pequeño objeto.

Y tras cada misión mejoraba su precisión de campo. Su agilidad, su capacidad de anticipación. Entonces lo comprendió. Mientras el resto de sus compañeras yacían en sus camas, tal vez llorando por algún camarada caído, ella encendía la débil luz de su candil y estudiaba. Estudiaba cada milímetro dónde se había desarrollado la última lucha. Examinando la robustez de los árboles a los que debían aferrarse; determinando cuanto tardaría en rajarse aquella madera mientras sus pistones  permanecían clavados a ellos.

Cualquier dato, cualquier atisbo de conocimiento, hacía que aquella mujer resultase cada vez más valiosa, más necesaria en el plan que requería realizar. Notaba que a cada segundo que pasaba, se acercaba más a su objetivo. Y que la colaboración de aquellos dos soldados era demasiado esencial cómo para tenerlos fuera de él.

- Erwin, Levi vuelve de realizar la ronda – alertó sus pensamientos mientras se incorporaba.

- ¿Cómo lo sabes...? - se extrañó mientras miraba a su alrededor. Sabía que aquel pequeño hombre podía ocultar su presencia fácilmente y era incapaz de percibirlo en ningún lugar.

Hanji realizó otro nudo el suelo mientras sonreía, evadiendo su pregunta y dejándola sin respuesta. El mecanismo había comenzado a girar.

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El repiquetear de las llamas indicaba que la cena estaba lista. Tal vez un aroma más insípido y menos profundo que el que podía conseguir en los barracones. Pero mucho más intenso.

- Lo siento, Erwin – se disculpó la chica mientras comenzaba a servir – Creo que el conejo que conseguí cazar no será suficiente para los tres. Al ser invierno la caza es más limitada. Pero he conseguido suficientes raíces para hervir sopa.

- Eres demasiado exigente, Hanji. Descansa por ahora.

- ¿A qué distancia queda la base de la montaña? - continuó sirviendo a su compañero.

- Unos 36 kilómetros. Pero llevamos buen ritmo, a mediodía habremos llegado.

- Sin duda, se sorprenderán cuando volvamos – la palabra héroe tal vez resonaría en sus cabezas, pero la que realmente quería oír era la palabra éxito –El comandante....... no parecía muy emocionado porque saliesemos en misión...

- Keith está preocupado. Él os valora – dirigió su mirada hacia la tercera persona que permanecía callada mientras ingería lentamente su comida – A los dos. Tiene una peculiar manera de demostrar que soldados le parecen........ adecuados.

- El comandante me golpeaba  mucho en la cabeza cuando nos estabamos entrenando, así que debo de ser muy importante, ja ja ja – aunque riera, parecía que aquella risa ocultaba algo mucho más lastimero y triste – Erwin, ¿por qué el comandante ni tú os habéis casado aún? Creía que tras tantos años de trabajo querríais tener a alguien esperándoos al volver de cada misión.

- Keith decidió no tomar esposa por la responsabilidad que sentía de sus reclutas. Ambos tenemos demasiados cadáveres a nuestras espaldas con los que cargamos, así que ninguno de los dos creemos que debamos tener una familia que dependa de nosotros y a la que ofrecerle un cadáver en alguna futura misión.

- Disculpa – de repente sentía que había hecho una pregunta inadecuada – Supongo que es normal no plantearse eso.

- ¿Qué hay de tí, Hanji? Eres una mujer joven, ¿hay alguno de los chicos de tu escuadrón o del equipo esperándote? - había oído rumores de su subordinada hacia su comandante, pero le parecían un simple amor platónico ocasionado por su admiración.

Decisiones y arrepentimientosTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang