𝐓𝐡𝐞 𝐑𝐞𝐚𝐬𝐨𝐧𝐬 𝐭𝐡𝐚𝐭 𝐋𝐢𝐞 𝐛𝐞𝐧𝐞𝐚𝐭𝐡 - stony <<traducción>>

𝐓𝐡𝐞 𝐑𝐞𝐚𝐬𝐨𝐧𝐬 𝐭𝐡𝐚𝐭 𝐋𝐢𝐞 𝐁𝐞𝐧𝐞𝐚𝐭𝐡

"¡La mejor! Sin embargo, tengo que agradecerle a Tony por eso ", dijo contento Steve, ajeno a la risa silenciosa de Clint cuando levantó la vista y sonrió a Tony.

Ver a Steve sonreír así casi valía la pena las burlas futuras de Clint.

Casi.

Lentamente, Steve se puso de pie y dijo que iba a ir a saquear la cocina, deteniéndose para darle un fuerte abrazo a Clint antes de seguir su camino.

"Casi me estoy acostumbrando a los abrazos constantes, ya sabes. Va a ser raro cuando vuelva a ser el de antes", dijo Clint, y Tony no permitió que la ligera tristeza detrás de sus ojos se notara cuando habló.

"No, si podemos lograr que se abra no lo hará. Y créeme, lo vamos a lograr. Nos necesita, necesita amigos, Clint. Está solo en un mundo completamente diferente al que conocía, y eso debe apestar. Y ... no sé, siento que esto es solo una idea de cómo podría ser, obviamente no con tantos abrazos constantes, pero las otras partes. Las partes donde se ríe, donde sonríe y está feliz. Podemos hacerle feliz Clint. Solo tenemos que intentarlo ", explicó Tony, dejando que su mirada se moviera hacia Steve, que estaba haciendo waffles con su brazo envuelto fuertemente alrededor de los hombros de Bruce.

"Tony, ya tratamos de hacerlo-"

"Bueno, ¡no nos esforzamos lo suficiente! Escucha, no estoy diciendo que vaya a ser fácil. Alguien que está pasando por un trauma emocional como ese... esta estropeado. Pero somos los malditos Vengadores, Clint. Salvamos el mundo en una mañana y luego volvemos a la cama cuando todo termina. Podemos hacer esto."

"¿Hacer qué?", ​​Preguntó Thor, arrojándose al sofá más cercano y mirando con cariño su pop-tart antes de devorarla de un bocado.

"Tony va a lograr lo imposible", dijo Clint secamente.

"Sí, amigo Tony, estoy seguro de que todo lo que estás tratando de lograr no está al alcance del hombre normal. Sin embargo, no eres un hombre normal, y confío en tu éxito en cualquier tarea en la que estés participando ".

"Él va a tratar de hacer que el Steve-no-maldito se lleve bien con nosotros".

Thor se rió con ganas. Tony frunció el ceño.

En el transcurso de los siguientes cinco días, los Vengadores terminaron pasando mucho tiempo en la sala de estar juntos, viendo televisión y, en general, solo siendo increíblemente perezosos. A Steve le gustaba más cuando estaban todos juntos, de modo que podía compartir su afecto aparentemente ilimitado, pero por alguna razón, el hombre siempre terminaba gravitando al rededor de Tony. Siempre sería él quien terminaría con un súper-soldado que se acurrucaba a su lado mientras miraban televisión o tomaba su mano mientras hacía la comida del equipo (sí, él era el cocinero de grupo. Cállense, era bueno en eso, ¿ok?).

Tony a menudo se preguntaba por qué Steve lo había elegido, de todas las personas, para unirse a él. No era como si Tony fuera el más adorable, si Steve buscaba eso, debería haber ido a ver a Thor. Ese hombre daba abrazos casi tanto como Steve, y el tipo ni siquiera estaba hechizado.

Pero cuando Steve estaba durmiendo profundamente en las piernas o el hombro de Tony o en cualquier lugar donde hubiera plantado su cabeza en ese momento, realmente no podía importarle menos.

Posiblemente fue la experiencia más agridulce de su vida. Tener a Steve tan cerca, tan cariñoso en todo momento del día, era como el cielo. Hacía tiempo que Tony se había dado cuenta de que sus sentimientos eran mucho más profundos que solo un enamoramiento, siempre lo habían sido. Tony nunca lo había entendido bien. Y ahora, con Steve constantemente a su lado, riéndose de nada en particular y con un aspecto más relajado y feliz de lo que Tony lo había visto jamás, sabía que estaba cayendo cada vez más profundo con cada segundo que pasaba.

Pero por otro lado, estaba al tanto de que esto iba a terminar pronto. Thor había hecho una breve visita a Asgard para pedirle consejos a uno de sus amigos mágicos, y regresó con la misma respuesta: se desvanecería solo después de un tiempo, y únicamente les quedaba esperar.
Habían pasado cinco días. Tarde o temprano, su tiempo se iba a acabar. Steve estaría horrorizado, posiblemente golpeando a Tony en la nariz por aprovecharse (porque, para ser sinceros, no había forma de que Steve saliera de esto sin percatarse de los sentimientos de Tony. Para ese momento, todos los vengadores en la sala, y posiblemente algunas personas del personal de limpieza estaban muy al tanto de la situación. Steve tendría que estar ciego para no darse cuenta.), para luego nunca más salir del gimnasio.

Quería intentar distanciarse de Steve antes de que sucediera. Tenía que... Tony ni siquiera quería imaginar lo que pasaría si Steve se despertaba de su trance inducido por la magia mientras hacía cucharita con Tony en el sofá. Eso sería tan incomodo. Y posiblemente doloroso, si Steve decidía que el golpearlo era la mejor opción.

Así que sí, distancia.

Tony intentó no pensarlo demasiado cuando bajó a su laboratorio en lugar ir de la sala de estar con los demás.

El buscador de energía mágica era un callejón sin salida, pero estaba trabajando en ello. Todavía tenían muchas variables, ninguna firma era la misma, pero Tony sabía que estaba cerca. Solo tenía que perseverar, empujar hasta que lo lograra. Probablemente pasaría algunos días sin dormir, pero podría hacerlo con facilidad. Cuando diseñó Mark II por primera vez, no había pegado un ojo durante cinco días.

Desafortunadamente, no había tenido en cuenta la cantidad de sueño que su cuerpo se había acostumbrado a tener en los últimos días, acurrucado con Steve en el sofá.

Había estado durmiendo unas ocho horas diarias durante los últimos cinco días. Eso era aproximadamente el doble de la cantidad que usualmente recibía.

Gimiendo de frustración y agotamiento, Tony se recostó en su silla y maldijo a Loki por enésima vez. Ese estúpido hechizo y ese estúpido hombre con el estupido pelo rubio que hacía que su corazón hiciera cosas estúpidas.

Maldita magia. Él no podía soportar esas cosas.

"Jarv, límpia esto por mi, ¿quieres?", Murmuró Tony, levantándose, saliendo del taller y subiendo a su habitación, con sus sábanas gloriosamente suaves y su cómodo colchón. La mierda mágica podía esperar.

Se hundió en las sábanas y se dejó caer en un sueño ligero.

Maldita sea, le encantaba su cama.