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     El pasar los siguientes ciclos, Cleodata mantuvo contacto con Megatron. Esas conversaciones perfeccionaron el sentido de Cleodata sobre lo que creía acerca de las castas, individualidad y libertad. Al igual que Megatron sobre la discriminación de género.

     —Me forzas a pensar claramente, reportera. —Megatron dijo vía videolink algunos ciclos después de su primera conversación—. Un líder necesita eso.

     Cleodata pensaba que algunas ideas de Megatron no estaban suficientemente claras. Que necesitaba a alguien que le ayudara a ordenar sus ideas y ponerlas en acción. Puede tener todos los seguidores y poder del mundo pero sigue siendo un cybertroniano, y necesitaba apoyo. Estos pensamientos pusieron a Cleodata nerviosa (gracias a Jazz).

     —Necesitas estar muy segura de lo que tendrás una vez entrando ahí.Jazz le había dicho—. Me quedaré y vigilaré y siempre te estaré apoyando a ti y a Orion, pase lo que pase, pero tú podrás acarrearte peores consecuencias. Ahora solamente están hablando; en cuanto hagas más que eso, habrán leyes envueltas. ¿Estás preparada para romper las leyes?

     —Si es para defender los derechos de las hembra, haré lo que sea necesario.

     —Si quieres alguna ayuda, puedes venir a Kaon cuando quieras —dijo Megatron finalizando el videolink.

.   .   .

     Orion Pax, Jazz y Cleodata se reunían en La Casa del Aceite Viejo de Maccadam al finalizar los ciclos solares.

     —¿Ya les dije que Megatron dijo que él pelearía conmigo si llegara a traicionarlo? —Orion Pax comenzó la conversación.

     —Muy gracioso —dijo Jazz bebiendo su jarra de Visco.

     —Lo hizo —repitió Orion Pax.

     —Entonces cuida tu espalda —contestó Cleodata—. En pocas palabras, si él trajo eso al tema, significa que él esta medio convencido de que pasará eventualmente.

     No había manera de decir si pasará o no, pero Cleodata también sospechaba sobre su traición después de aquel ciclo en Kaon cuando Orion Pax demostró cierto indicio de buscar pelea.

     Orion Pax rió. Luego habló. —Mejor me pongo a practicar entonces y aprender a como pelear.

     Y lo hizo, y Cleodata también. Ella aprovechó el tiempo libre de cada ciclo solar para practicar el trabajo de las armas que su protoforma le pudo otorgar: el cañón de iones, los disparadores de energon y las garras de sus finas manos. Y en un movimiento rápido, notó que su cabellera era bastante filosa y resistente, lo suficiente como para apoyarse de ellas como si fueran patas y usarlas de armas como tentáculos, todo mientras le contaba sobre su progreso a su reciente amiga Ariel. Se conocieron al realizarle una entrevista sobre el sistema de castas contra las hembras y Ariel, con la chispa encendida, se unió a la causa siendo de una posición de prominencia en Cybertron, sirviendo en el consejo a Sentinel Prime.

     Cleodata peleaba esas luchas de práctica con su amiga pensando en Megatron, que la mayor parte de su existencia había peleado tales batallas. Y quién mejor que él para enseñarle a pelear, así que hizo un viaje a Kaon.

     Cleodata notó, que ella estaba siendo utilizada cumpliendo la meta de Megatron de unir distintas castas. Científicos y trabajadores de acero, gladiadores, un archivista, una reportera . . . Rara vez se mezclaban. Y a Megatron le convenía. Claramente él estaba a cargo aquí.

     —Número uno, nunca bajes la guardia. Aquí en los pozos de Kaon no hay segundas oportunidades —gritó Megatron—. No hay sombras grises, no hay discriminación. Encontrarás eso en el Salón de Registros o en tu set de reportaje tal vez, pero no aquí. Aquí abajo tú tomas una decisión y te comprometes con ello con cada átomo, o de lo contrario mueres.

Gladiador GrisáceoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora