Chien y Judas

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Caminaba toda la comitiva por la montaña tranquilamente y en silencio, cada uno estaba en sus pensamientos. En este menester estaban y de tanto en tanto espiar a la nube picarona cuando Chien fue el primero en ver a un hombre colgado de un árbol con una cuerda gruesa, con una bolsa pequeña en la mano y una vaca muerta a sus pies. Dicha visión le causo extrañeza y se acercó observando que el lampiño no terminaba de morir, solo agonizaba, apiadado de semejante cosa corta la cuerda cosa que hace rodar al hombre por el suelo.

- Me has visto.- Dice el hombre levantándose.

- Como para no verte eres un espectáculo algo tétrico.

Sin mediar mucho protocolo le pide.

- Me sacarías esta cuerda del cuello, yo solo no puedo.-Chien lo ayuda en su pedido.

- Gracias, me presento, mi nombre es Judas.

- ¿Y qué haces aquí?

- Pues aquí fui puesto por los que viven en la punta de la montaña por un error que cometí.

- Algo cruel a mi parecer, no dejarte morir.

- Hice algo muy malo, de verdad lo digo, no estoy fabulando.

- Judas, mi nombre es...-Aquí hace una pausa.- Bueno, no lo sé, pero me dicen Chien, a veces el Silfo, a veces el Gnomo.

- Pues Chien, gracias, eres un alma gentil.-Enojado replica.

- No sabes lo que echo ni siquiera lo que soy, así que no digas esas cosas.

- Calma, calma.-y hace un gesto con las manos para mantener en línea a iracundo Chien.- Solo quería pedirte que me hicieras un favor.

- ¿Y porque te lo haría? Fuera lo que fuera.

- Porque te pagare.

- ¿Cuánto?

- Treinta y tres monedas de plata.

- Dime y veré si acepto.

- Mi mejor amigo, que ahora es un niño recién nacido, está en la punta de la montaña, en un templo con su padre de la tierra y su madre, secuestrado y adorados como si fueran dios.

- ¿Y son dioses?

- Si, lo son.

- ¿Y tú lo eres?

- No, yo solo soy un simple persona que quiere ver a su amigo libre de una adoración enfermiza.- Chien toma las bolsa de monedas de plata y las cuenta.

- Son extranjeras estas monedas, aunque se ven que si son de plata, como se llaman.

- Se llaman talentos.

Pierrot III - Chien II "La asencion de Chien"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora