Llegados a este punto el universo al completo desaparece... Y a la vez nos acoge y nos mece con sus brazos anchos y generosos, para que nademos sin temor a represalias.
Nuestras células se rozan de manera furtiva y alegre. El viento de tu aliento me sorprende cerca y la droga, una vez más, me envuelve.
¿Cuántas noches quedan para ese aleteo inocente? ¿Cuántas pupilas te quedan por mirar? ¿Cuántas veces caerá sobre mí el peso pesado de la pena, de lo injusto, de lo inútil de la espera? ¿Y cuántas veces caeré en lo mismo una y otra vez, sabiendo que por los ideales se mata o se muere, o se sueña, resultando un faro tan lejano al que seguir?
Crispa mis entrañas, devuélveme la sonrisa, quítame, sin prisas, este traje horrendo y mal cosido que me ha puesto el mundo egoísta. Emborráchame con tu color verde; quiero oír tu voz desesperada, en la lejanía de un cielo rojo que nos contempla con la soberbia de los astros.
¿Cuántos soles hacen falta para unir tu piel y la mía? Renuncio a todos ellos por una sola noche. Deja que mi plata te sane. Yo permitiré que tu Sol me deslumbre y, a partir de ahora, cuando el firmamento cabe en un milímetro, comenzaré a susurrarte que nuestros somos siempre. Que la vida lo permita. Que la soledad nos llene. Y que el paseo hasta tu vista dure eternamente.
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Susurros al oído de una fruta con H intercalada
SpiritualComo todas las cosas que escribo se salen de madre, esta no iba a ser menos. Esto lo escribí después de pasarme una noche mirando unos ojos verdes que me dejaron sin habla... O que me hicieron escribir de más. Como escribió el gran Aitor Velázquez:...