1 semana después..
Estoy en el coche yendo a un pueblo de por ahí, Mairena de Aljarafe me han dicho que se llama creo.
-¿Cuánto queda? -pregunto como una niña pequeña.
-Media hora y llegamos, se paciente-dice mi madre con pesadez porque es la quinta vez que lo pregunto por lo menos.
Pero un ciervo se cruza en nuestro camino mi padre intenta esquivarlo y de un momento a otro todo se vuelve negro.
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Abro los ojos y por un momento no se donde me encuentro, pero al ver a la gente con batas blancas, yo con un camisón blanco y todo de color blanco me percato de que estoy en un hospital, me pregunto que hago yo allí.
Un señor con gafas, pelo gris y muy serio entra en la habitación donde me encuentro.
-Hola, me llamo Xavier ¿sabes donde estás? -pregunta mientras pasa una potente luz por mis ojos.
-Si, estoy en un hospital, ¿Qué me ha pasado?-digo confusa.
-Has tenido un accidente de coche, tus padres fallecieron en el acto-dice el médico mientras mi corazón se rompe en mil pedazos y lágrimas amenazan con salir de mis ojos.
-Lo siento-dice con seriedad y se va de la habitación.
Y me quedo allí sola, porque estoy sola en el mundo no tengo a nadie, hace mucho tiempo que mis abuelos murieron y no tengo ni hermanos, ni primos, ni nada.
Lo único que quiero es correr y correr más y más lejos sin un rumbo fijo, y eso es lo que hago me levanto, me quito todos los cables que tengo por el cuerpo y salgo corriendo de allí.
-Eh, ¡vuelve aquí!-me grita un médico desde el otro lado del pasillo.
Yo le ignoro completamente y sigo corriendo sin un rumbo fijo, corro y corro mientras las lágrimas se deslizan por mis mejillas, hasta llegar a un bonito parque con un río y grandes árboles, me siento en el césped al lado del río y lloro y lloro más y más, hasta que aparece un chico alto, moreno y de ojos marrones, bastante guapo pero no estoy para pensar en eso.
-¿Estas bien guapetona? -dice con un acentaco sevillano impresionante.
-Dejame en paz, quiero estar sola-digo mientras lágrimas siguen saliendo de mis ojos.
-Ven, anda que te llevo al hospital-dice entregándome su mano para ayudar a levantarme.
Yo niego con la cabeza y continúo mirando al frente con la mirada pérdida. En menos de dos segundos estoy en sus brazos camino al hospital.
-Por cierto, soy Dani-dice mientras me sonríe.
Yo no digo nada y me limitó a intentar sonreír, pero creo que no consigo que sea convincente.
-Venga preciosa, sonríe-dice mientras me mira a los ojos.
Yo solo mantengo la mirada fija en el suelo. Y ninguno de los dos vuelve a decir palabra durante el resto del camino.
Al llegar al hospital un médico junto a Dani me acompañan a mi habitación, el médico me informa que estaré allí hasta decidir donde viviré.