4. Papá Noel

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Tres semanas después, Camile estaba en la cama. Era demasiado temprano, pero ya se había despertado y se estaba tomando la temperatura tal y como el método para determinar el momento de la ovulación requería.

Una voz infantil la sacó de sus pensamientos.

—¡Mamá! ¡Mamá! ¿Voy? ¿Viene Papa Noel, mamá?

Dejó de darle vueltas a la cabeza al momento.

¡Era Navidad!

Era la primera Navidad de verdad de Sunmi. El año anterior, al contar sólo un año de edad, era demasiado pequeña para comprender la magia de la Navidad. Apartó las sábanas y cruzó el pequeño cuarto hasta la cuna de Sunmi.

La pequeña estaba de pie, sujetando con fuerza su adorada manta. Cuando vio a Camile aproximarse, comenzó a saltar y a gritar.

—¡Papá Noel viene, mamá!

—Sí, Sunmi, creo que Papá Noel vino anoche —la voz de Camile reflejaba el amor que sentía por aquel pequeño milagro—. Vamos a cambiarte el pañal y luego vamos a ir a ver qué te ha dejado Papá Noel.

Abrazó a su hija y luego le cambió el pañal antes de bajarla al suelo.

—¿Juggguetes, mamá?

—Sí, seguro que te ha dejado juguetes porque has sido una niña buena, ¿verdad?

—¡Sí!

—Muy bien, vamos a ver qué hay debajo del árbol.

Camile siguió a su hija mientras las regordetas piernas de Sunmi corrían hacia el cuarto de estar, al final del pasillo, donde había un pequeño árbol decorado con guirnaldas de papel.

En comparación, aquel era un árbol penoso, pero Sunmi parecía encantada con él. Era demasiado pequeña para comprender la diferencia entre aquél y los árboles que se veían a través de las ventanas de otras casas.

Por fortuna, era demasiado pequeña para comprender muchas cosas. Si todo salía bien, nunca se enteraría de que su madre había tenido que vender a un hijo suyo para que ella viviese. Si vivía. Había muchas cosas que podían salir mal en la operación, el cirujano ya le había explicado los riesgos en la corrección de ese defecto de nacimiento.

dreams - yixingWhere stories live. Discover now