Trizas

Embriagante (Capítulo 4)

—¡Te ves espectacular! — chilló emocionada.

—¡Tu realmente luces hermosa! — exclamé emocionada.

—Es hora de irnos.

(...)

Llegamos a un bar bastante grande y abarrotado de personas. El lugar era muy elegante, las mesas eran altas, las sillas que acompañaban a las mesas eran mucho más altas, rojas, una gran pista de baile la cual estaba un poco alejada de las mesas, una larga barra de vidrio estaba llena de empleados  haciendo todo tipos de mezclas de alcohol, detrás de esa barra habían estantes llenos de botellas de alcohol. Las luces cambiaban de color según la música.

—¿Te gusta el lugar? — preguntó Annie exageradamente emocionada.

—Si. Es bastante llamativo.

Por algún extraño motivo comencé a sentirme nerviosa y mareada.

—¿Sucede algo?

—No — contesté con un poco de dificultad —. ¿Sabes dónde están los baños?

—Al fondo del pasillo, a la izquierda — dijo señalando un oscuro pasillo —. ¿Quieres que te acompañe?

—No, estoy bien. Regreso dentro de un minuto.

—Estare en aquella mesa de la esquina.

El fuerte olor a alcohol me recuerda a mi madre y eso no es algo bueno. Nunca podré recordar con amor o con cariño a mi madre, la última vez que la vi... Apestaba a alcohol y a sangre... Es algo que nunca podré olvidar en mi vida. Camine por un extenso pasillo, el cual estaba muy oscuro, la verdad es que me siento un poco perdida y horriblemente asustada. Este lugar es muy oscuro, huele a alcohol, es como si estuvieran en mis sueños... No falta mucho para que mi madre aparezca llena de sangre y murmuré cosas extrañas.

—Disculpa — dijo una ronca voz masculina.

¿En qué momento choque con él? ¿Estaré dormida? ¿Es un sueño? Apenas puedo observarlo, lo único que veo con claridad son sus bellísimo ojos verdes... Realmente impactantes. Me quedé hechizada durante unos segundos, quizás minutos... No lo sé, lo único que sé es que podría pasar el resto de la noche mirando esos bellos ojos. Mi cuerpo entero tembló cuando sus preciosos ojos me recorrieron de pies a cabeza. Me obligue a ignora sus ojos, sus disculpas y continúe mi camino hacia el baño. Por un minuto me senti desorientada, ¿Qué se supone que venía a hacer al baño? ¿Por qué solo puedo recordar su deliciosa mirada observando mi cuerpo...

¡SAMANTHA SVENSSON, QUÉ SUCEDE CONTIGO!

Tomé una gran bocanada de aire y me calme. Nunca volveré a ver aquel desconocido, fue solo una... Casualidad. Regrese a la mesa donde se encontraba Annie y un desconocido que me daba la espalda, aparentemente mi cita no vino. Me senté junto a Annie, ni siquiera se dieron cuenta de mi presencia, carraspé intentando llamar su atención.

—Sam — dijo Annie luego de unos segundos —. Samantha el es Ashton, Ashton ella es Samantha mi mejor amiga.

Los ojos de Ashton eran azules, transmitían bastante tranquilidad, tenía un aspecto calmado, una simple camisa de jean, unos jeans negros, el cabello perfectamente arreglado.

Nos saludamos con un simple apretón de manos. Luego de un pequeño momento de analizarnos físicamente, retomo su animada conversación con Annie, dejándome a mí como el mal tercio. No puede ser que mi cita me halla dejado plantada...

—¿Dónde estará Adam con las bebidas? — preguntó Annie intencionalmente para darme a entender que no me habían plantando.

Aston soltó una pequeña risita al oír la desesperación de Annie, pero se dio cuenta lo que ella insinuaba. ¿Tan desesperada parezco? Intente disimular mi vergüenza revisando mi teléfono. Tenía varios mensajes de Helena.

¿Sam, dónde estás? Papá está preocupado por ti.

Papá me pido tu número telefónico, dice que no se acuerda de el, ¿Se lo puedo dar?

Samantha contesta porfavor, ¿estas bien?

Papá y Regina se fueron a un hotel, Jane se quedó aquí porque yo sé lo pedí. ¿Te molesta eso?

Eli... Por favor respóndeme. Solo quiero saber cómo y dónde estás.

Me siento extremadamente molesta con Helena... ¡¿Cómo mierda se atreve a llamarme Eli?! Solo mamá me podía llamar así. No dijo ni pío cuando mi padre me golpeó y ahora resulta ser que está preocupada por mi. Quiero llorar de rabia, Helena y mi padre son unos mentirosos desgraciados.

—Sam — dijeron al unísono Annie y Ashton, observando mi mano.

He apretado tan fuerte mi mano que mis nudillos están sin color. Bajé la mano, abrí suavemente la palma, me enterré mis uñas y me saque sangre. Me dolía pero es un dolor soportable. Regrese mi atención a mi teléfono.

—Aquí está por quién lloraban.

Su voz logro congelarme, lentamente nuestras miradas se volvieron a conectar, él lucía tan sorprendido como yo. Annie y Ashton se veían confundidos por nuestra reacción.

—¿Se conocían? — interrogó Ashton confundido.

—No — respondimos al mismo instante apresuradamente.

—Ok — dijo Annie abruptamente —. Samantha el es Adam, Adam ella es Samnatha mi mejor amiga...

Ni siquiera me moleste en observarlo. De un minuto a otro todo era un incómodo silencio. Adam puso la charola en medio de la mesa, Annie agarro una margarita, Adam y Ashton unas cervezas, por último quedó una limonada... ¿Annie me eligió una limonada? Agarre la limonada y la observé burlona.

—¿Hablas encerio? — pregunté soltando una carcajada.

—Yo no fui — expreso inocentemente.

Observé desafiante a Adam, en cambio el solo me miró burlón.

—Ella — señaló a Annie —. Me dijo algo con poco alcohol. En teoría eso tiene poco alcohol.

—¿En teoría? Esto no tiene alcohol — explique dandole un pequeño sorbo —. No es embriagante.

—Iremos a bailar — anuncio Ashton.

Ni siquiera nos molestamos en hacerles un poco de caso. Se acercó lentamente y se detuvo cerca de mi bebida, puedo percibir su embriagante perfume... Hace que quiera besarlo, capturó el popote con sus sexys labios y le dio un pequeño sorbo.

—Ahora lo es — expreso coquetamente.

Le arroje una mirada arrogante, ¿Quieres jugar? Pase suavemente mi lengua por donde el paso sus labios y bebí un poco de limonada.

—No te atrevas a jugar conmigo Samnatha.

Mi nombre saliendo de esa deliciosa boca se escucha muy bien.

—¿O sino que... Adam?

Se levantó de su silla y se paró justo detrás de mí, retiro lentamente mi cabello.

—¿Quieres averiguarlo? — susurró rozando mi cuello lentamente.

—Me gustaría...